xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

48 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBliCA
ocupacion. Las aguas, por el contrario, se escapan
á la aprehension, y difíciles de ocupar,
es tambien difícil marcar los principios en virtud
de los cuales se adquiere su posesion y su
dominio. Considerada, pues, el agua en el estado
social en que nos encontramos, establece
entre los individuos y las naciones relaciones
de distintas especies, unas que están sujetas á
los principios del derecho público, otras que
se rigen por los del derecho administrativo, y
otras en fin que se regulan por los principios y
máxi mas del derecho civi1. Cualquiera, sin embargo,
que sea el aspecto bajo el cual se les
considere, todas las leyes que á las aguas se
refieren parten del principio de que estas no
son susceptibles de ser apropiadas, como lo
son los bienes raíces y los demás objetos movibles.
La propiedad comienza en las sociedades,
donde empieza el trabajo, y como este no
puede aplicarse á las aguas que existen lo mismo
hoy que al principio del mundo, las aguas
no pueden llegar á ser dominio particular. Por
otra parte, la propiedad es necesaria cuando
el número de cosas á que puede aplicarse es
fijo y limitado; pero cuando se halla extendido
como las aguas que se ren uevan sin cesar,
no puede aplicarse. Pero si no son susceptibles
de propiedad, porque no reunen las condiciones
de esta, hay circunstancias en que las leyes
crean derechos sobre ellas, muy semejantes al
derecho de propiedad. Cuando las aguas se
encuentran dentro de una heredad y tienen
all í su orígen y su nacimiento, en ese caso estas
aguas, aunque públicas como las demás,
naturalmente vienen á ser del particular que
es dueño de aquella posesión, no porque las
aguas sean de su dominio, sino porque nadie
puede entrar en aquella posesion, sin que el
dueño de ella se lo consienta. Otras veces la
cantidad limitada del manantial de agua que
sale de una fuente ó de cualquiera otra parte,
establece á favor de los primeros que usan de
este manantial una especie de derecho de propiedad,
derecho que solamente está fundado
en la limitacion, y que inmediatamente que
este límite cesa, cesa tambien aquel derecho.
Diremos, pues, ti randa una línea divisoria
entre la propiedad particular y la propiedad
pública, que son aguas privadas ó de dominio
particular: 10. todas las contenidos dentro de
ciertos Iimites, susceptibles de una ocupacion
constante; 20. las aguas vivas que nacen Ó se
descubren en nuestro terreno, y 30. las corrientes,
bien sea su curso continuo, bien intermitente.
Las aguas privadas pertenecen al
fuero comun, reservándose la administracion
solamente aquellos derechos que no puede renunciar.
A este fin concurren los reglamentos
que limitan lo absoluto del dominio. Las aguas
públicas están destinadas al servicio de todos,
y todos pueden aprovecharse de ellas, pescando,
navegando ó de otra manera. Por eso este
carácter solo pueden tenerlo las aguas de los
rios navegables, y de aqu í se deduce que su
clasificacion es un acto administrativo. La dec1aracion
de un rio navegable supone estudios
sobre su anchura, su profundidad y su curso,
supone también conocimiento de las necesidades
públicas que reclaman se convierta en
linea de comunicacion fluvial, y por lo tanto
esta declaracion cae bajo el imperio de la administracion,
á cuyo cargo está el fomento de
todos los intereses sociales.
Establecidos estos principios, ocupémonos
ligeramente de los riegos, que son una de
las mas importantes aplicaciones que tienen las
aguas á los usos de la vida comun. Un solo manantial
de agua puede dar lugar á disposiciones
de diferentes especies; puede servir para riegos,
para baños públicos, para el consuma de
una población, para dar movimiento á una
máquina y para otros infinitos usos. Un rio