xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

46 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA
tar y que cifran en los productos del campo
mas que en los progresos de la industria su
verdadera riqueza, están menos expuestas á
los vaivenes de la fortuna y ejercen menos influencia
sobre ellas las guerras y los disturbios
poi íticos. La agricultura, por otra parte, es la
riqueza menos expuesta á vicisitudes. y de
aquí su importancia para la sociedad en general.
Influye mucho mas que cualquiera otra
profesion en la suerte Ó bienestar de los individuos,
porque da á los que la cultivan esa calma
y tranquilidad de espíritu que solo se encuentra
en los campos y lejos del tumulto de
las grandes poblaciones. El silencio de los
campos, como dice un ilustrado autor de
derecho administrativo, eleva el alma á la contemplacion
de las maravillas del Creador, y la
vida doméstica suaviza las pasiones en la clase
labradora; así se descubren siempre en ella dos
caractéres que las separan profundamente de
la clase obrera: el amor á la paz y el sentimiento
religioso. La agricultura, en una palabra,
suministra las subsistencias y las primeras
materias sin las cuales no se conciben las artes
y el comercio. Debe pues el gobierno fomentarla
como instrumento de educacion y como
elemento de riqueza, empleando para ello mas
bien medios indirectos que ejerciendo una
accion directa é inmediata. La agricultura no
demanda á la administracion sino que remueva
los obstáculos que la naturaleza, la opinion ó
las leyes opongan á su desarrollo, y esto le
basta para prosperar bajo el régimen de una
razonable libertad. Leyes protectoras de la
libertad y de la propiedad y vias de comunicacion
rápidas y económicas son los principales
resortes para el fomento de la agricultura.
Las primeras asegurando al labrador el fruto
de sus sudores, y las segundas dilatando el
consumo de las cosechas, multiplican sin esfuerzo
la produccion rural.
La libertad del cultivo es una condicion
esencial de toda mejora agrícola, pues nadie
mejor que el cultivador puede conocer las necesidades
del mercado y calcular las fuerzas
productivas de cada terreno. La administracion
no debe intervenir de otra manera en esta
libertad sino ilustrando al labrador por medio
del establecimiento de escuelas teóricas y
prácticas donde adquiera conocimientos que
generalmente no tiene y aprenda mejores métodos
de labranza. Nuestras leyes consagran la
libertad de cultivo, declarando á los dueños y
poseedores de tierras árbitros de destinarlas á
labor, á pasto, á plantío ó al uso que mas les
acomode. Consecuencia indeclinable de la libertad
de cultivo, es la libertad de cosecha.
Hoy todo labrador puede sembrar y recoger á
su voluntad, sin mas límite al ejercicio de su
derecho que el derecho de tercero.
Otro medio eficaz de adelanto para la agricultura
es la propiedad agrícola, Ó, lo que es
lo mismo, la seguridad que la ley ofrece al labrador
de recoger él solo todos los frutos de
su tierra, porque á él solo se debe el trabajo
del cultivo. Este derecho del labrador al qoce
exclusivo de su propiedad se veia quebrantado
por odiosas servidumbres impuestas á la agricultura
en favor de la ganadería. Era una de
las primeras la prohibicion de cerrar los terrenos
de propiedad particular para facilitar el
aprovechamiento de las yerbas y de otros frutos
naturales al ganado, convirtiendo en un
solo pasto comun toda la extension de las tierras
labrantías. De este modo era imposible
que la agricultura prosperase. Nadie quería
hacer mejoras en sus tierras, no siendo dueño
de protegerlas con una cerca. El terreno abierto
era entonces la ley general, y el cerramiento
solo una excepcion concedida como privilegio
á un particular. Carlos 111 en su benéfico