xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

22
sinnúmero de hermandades parcialesque habia
dentro del país y formar en fin una administracion
que ya era tan necesaria como indispensable.
En la famosa batalla de Villalar concluyó
el poder político de los concejales de
España y comenzó una nueva era para las
municipalidades. Desde entonces quedaron
reducidas á lo que debian quedar y á lo que es
necesario que queden hoy, á la administracion
de los intereses del pueblo á cuyo frente se
encuentran.
Examinemos ahora por su órden cuáles
deben ser las atribuciones de los ayuntamientos,
su organizacion y la dependencia que deben
tener de la autoridadsuperior.
No es siquiera cuestionable la conveniencia
de que los intereses localesesténadministrados
por corporaciones y no por personas. En toda
corporacion cada uno de los individuos que la
forman tiene intereses y pasiones que desea
hacer triunfar sobre el interés de la sociedad,
pero como cada individuo tiene intereses
opuestos, los del uno se destruyen por los del
otro, y todos se ven precisados á consagrarse
á la conservacion de los intereses comunes.
Además un hombre solo no puede tener las
luces, la práctica y la instruccion que naturalmente
tienen muchos hombres reunidos para
resolver con acierto las cuestiones que se presenten.
Pero así como las corporaciones son
muy buenas para resolver los negocios, son
muy malas para poner en ejecucion sus acuerdos.
De aquí el principio de encargar á una
persona sola, que es el alcalde, la ejecucion de
los acuerdos que tomen estas corporaciones.
Aqu í se presenta la cuestion de á quién
corresponde la eleccion de los alcaldes. Opinan
unos que corresponde á los vecinos del
REVISTA DE ADMINISTRACIDN PUBLICA
pueblo, que conocen mejor sus intereses, que
ven y observan de cerca á las personas que han
de nombrar, y pueden escoger con mas tino
Ias que sean mas á propósito para administrar
sus intereses. Los que sostienen que los alcaldes
deben elegirse por la corona forman este
raciocinio: "Los alcaldes tienen dos clases de
atribuciones; las unas como administradores
de la municipalidad y representantes del pueblo
para la administracion y cuidado de sus
intereses; las otras como agentes del gobierno
encargados de vigilar el cumplimiento de las
leyes y llevarlas á ejecucion en ciertos casos:
si pues el alcalde tiene estas dos consideraciones,
claro es que debe haber dos clases de personas
que tengan influencia en su nombramiento;
el pueblo porque representa sus intereses;
y el monarca y el poder ejecutivo, porque
también son representados por el alcalde;
es necesario combinar estos dos elementos y
hacer que ambos concurran á producir su
nombramiento." En nuestra opinion el qué
'el gobierno quiera conceder á los alcaldes ciertas
atribuciones, no debe ser causa para privar
á los vecinos de un pueblo de la facultad de
elegir aquella persona que ha de dirigir sus
intereses comunes. Queda pues resuelta la
cuestion declarando que los individuos de la
municipalidad deben ser elegidos por los vecinos
del pueblo en que ejerzan sus atribuciones,
y que el gobierno debe tener facultad de conferir
ó no á los alcaldes ciertas y determinadas
atribuciones que emanan ya del poder ejecutivo
ya del judicial.
Es un principio en la ciencia de la adrninistracion
que siempre que sea compatible la
unidad con el desarrollo de las instituciones
administrativas debemos inclinarnos á ella. De
este principio se deduce que en las corporaciones
municipales todos sus miembros deben