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58 REVISTA DE AOMINISTRACION PUBLICA
dijimos que esta nunca debia alterar los aprovechamientos
comunes que hubiese entre los
pueblos cuya demarcacion municipal se variase.
El artículo 10. de este decreto recuerda á
los gobernadores el cumplimiento de esta disposicion;
el 20. previene que se conserve á
todos los pueblos en el uso de sus pastos y
aprovechamientos, y que en caso de haber
duda sobre su pertenencia, la decidan los tribunales
en juicio de propiedad. Otro artículo
manda que las diputaciones provinciales al dar
su autorizacion para convertir los terrenos comunes
en propiedades particulares, hayan de
dar conocimiento á los ganaderos que tengan
derecho á disfrutar de estos pastos, para que
puedan hacer las reclamaciones que juzguen
oportunas.
Por último, en decreto de 18 de enero de
1841 se declaró que debian respetarse los
derechos de los pueblos de pastos comunes,
en terrenos públicos, sin que nada de esto tenga
relacion con los terrenos del dominio particular,
respecto de los cuales se deben tener
presentes los reales decretos de 8 de junio de
1833 y 6 de septiembre de 1836, debiendo interpretarse
con arreglo á esta aclaracion las
dudas que ha producido el real decreto de 17
de mayo de 1838.
XX
DE LOS POSITOS
Toda industria necesita para producir, además
del trabajo del hombre y de las fuerzas de la
naturaleza, el elemento poderoso del capital.
La agricultura por tanto no solo necesita del
capital que consiste en aperos é instrumentos
de labranza, sino de lo que es preciso para
adelantar al labrador los medios de subsistencia
y los demás gastos necesarios para el cultivo.
En muchas ocasiones, ya por la escasez
de las cosechas, ya por las circunstancias del
clima, el labrador se encuentra privado hasta
de los medios necesarios para poder sembrar
sus tierras. A esta necesidad apremiante ha
acudido el instinto natural de los pueblos, y
ha acudido la administracion con el establecimiento
de los pósitos y las alhóndigas. Sabido
es que los pósitos son unos depósitos de
granos destinados á proporcionar á los labradores
los necesarios para la siembra y para su
sustento en la época de la recoleccion. Su origen
es incierto, pero la primera ley que á ellos
se refiere es del tiempo de Felipe 11. Estos pósitos
fueron unas veces establecidos por convenio
entre los vecinos de los pueblos, y otras
el resultado de fundaciones piadosas hechas
en vida de los fundadores ó por disposicion
testamentaria. De aqu í nació la division de pósitos
reales y pósitos pios. A la administracion
corresponde la direccion de los primeros y respecto
de los segundos no le toca mas que vigilar
por que se cumpla la voluntad de los testadores.
El gobierno de los pósitos estuvo al
principio al cuidado de juntas especiales, nombradas
por los mismos pueblos; pero reconociendo
la administracion la necesidad de
ejercer sobre ellos su vigilancia, encargó su
direccion al Consejo de Castilla en 1608. Poco
á propósito esta corporación tan numerosa
para cuidar de la administracion de estos bienes,
se encomendó esta al ministerio de Gracia
y Justicia en 1751. Mas tarde volvieron otra
vez al Consejo de Castilla; andando el tiempo,
las Cortes de Cádiz entregaron su administracion
á las autoridades provinciales; siguió esta
despues las alternativas inherentes á las diversas
vicisitudes por que pasó el gobierno del