xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

CHARLES NORDHOFF LA CIENCIA ADMINISTRATIVA AL ALCANCE DE LOS JOVENES 83
Algunas veces se ha creido necesario que
so/amente los que poseen alguna propiedad
tengan el derecho de votar los impuestos y los
presupuestos para los gastos públicos. Esta
proposicion tiene cierta apariencia de justicia,
pero además de ser generalmente impracticable,
descansa en una falsa opinion respecto de
la sociedad: supone un grado de ruindad y de
corto espíritu en el pobre y de inteligencia y
de liberalidad en el rico, que por fortuna no se
hallan en la vida actual, facilitaría una división
de clases entre los hombres, colocando á los
pobres en oposicion á los ricos, division que,
si existiese en realidad, haria casi imposible el
gobierno libre.
Supon todavía más, que los pobres fuesen,
no solamente los más numerosos, sino tambien
los ménos inteligentes y los más egoistas-Io
que no es cierto;-aun así seria un hecho que
los ricos y los inteligentes tendrian grande influencia
sobre sus vecinos más pobres, en virtud
de los grandes recursos y conocimientos
que por razan de su deber tienen que emplear
en beneficio público. Toda regla que les permitiese
no ejercer una influencia de esta naturaleza
ó tomar aquella parte en los asuntos
políticos, que es necesaria para darles el natural
y justo predominio que nacen de la posesion
de la riqueza y de la inteligencia, seria un
mal para la sociedad.
Si en alguna parte el sufragio universal condujese
al pobre á votar el impuesto y lo recaudase
el rico, de una manera pródiga, ó para
objetos inútiles ó corrompidos, seria esto porque
los ricos habrian abdicado su propio lugar
é influencia en la sociedad poi ítica yentregádose
á una vida de placer y de prodigalidades,
con lo que no solamente se habrian perjudicado
ellos mismos, sino lo que es de más tata-
les consecuencias, perjudicarian al pa ís donde
viven. Es un argumento más en favor del sufragio
universal el que este compela al rico y
al inteligente, como á un acto de inevitable
defensa propia, á ejercer en los asuntos poi íticos
aquella influencia que justa y naturalmente
les pertenece y que les recuerda que su
próspera fortuna les impone deberes y responsabi
Iidades.
Observa que una República ó Estado libre,
no podrán permanecer prósperos si los más
afortunados de sus ciudadanos se apartan de
los deberes públicos y se consagran solamente
á hacer dinero ó al placer. Observa tambien
que, siempre que un hombre rico se queja de
que sus vecinos pobres (acaso los mismos á
quienes ocupa en sus negocios), votan contra
su interés. es, de seguro, porque se ha manejado
egoistamente con ellos, perdiendo así la
influencia que le da su riqueza y que gozaria
si la emplease rectamente.
Entre nosotros, todo ciudadano tiene el
derecho de votar y ser votado, sin distincion
de clases, ya provengan éstas de la riqueza, del
saber ó de las preocupaciones de nobleza de
nacimiento. Son ciudadanos todos los mexicanos
que hayan cumplido diez y ocho años
siendo casados ó veintiuno si no lo son, y que
además tengan un modo honesto de vivir.
XII
QUE EMPLEADOS NO DEBEN SER
ELEGIDOS
Para poner al pueblo en capacidad de que tome
un interes inteligente y efectivo en la poi ítica,
es necesario que no elija sino á pocas personas.