xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

40 REVISTA DE ADMINISTRACIDN PUBLICA
provincia, debe entenderse para esto con el director
general que es á quien corresponde la
distribucion de los fondos.
Las cárceles estaban antiguamente á cargo
de los alcaldes mayores de los pueblos bajo la
dependencia de las Audiencias; pero cuando
se organizó el ministerio de la Gobernacion y
se quitaron al poder judicial una porcion de
atribuciones que no le correspondian, se devolvieron
al poder administrativo todas las
facultades que debia tener. La persona mas
importante para la administracion siempre
que se trata del sistema carcelario, es el alcaide,
y como antiguamente una porcion de alcaidías
habian sido donadas por título gracioso
á ciertas personas y otras enajenadas por los
pueblos ó por la Corona, resultaba que lejos de
ser un instrumento de la administracion, las
alcaid ías de las cárceles eran un medio de especulacion
para los que las habian obtenido,
al paso que de desmoralizacion para los presos.
De la conducta que observa con estos el alcaide,
de su mayor ó menor moralidad, de su
mayor ó menor rigidez en la observancia de
la ley, pende el que las cárceles sean establecimientos
útiles á la sociedad, Ó sean por el
contrario un foco de desmoralizacion. Procuró
pues el gobierno central desde 1838 reintegrarse
de una facultad tan importante como
es la del nombramiento de los alcaides de las
cárceles, y ya en la actualidad el de todas
las alcaid ías se hace por S.M. á propuesta del
ministerio de la Gobernacion.
Otro de los puntos mas importantes en rnateria
de cárceles es la construccion de los edificios
destinados á este objeto. En España son
muy pocos los que le llenan cumplidamente.
Una real órden de 1838 previene con mucha
oportunidad: 10. que las cárceles estén situadas
fuera del centro de las poblaciones; 20.
que tengan la extension necesaria para establecer
la separacion entre ambos sexos, entre
detenidos y presos, entre jóvenes y viejos, entre
reos de delitos atroces y los delincuentes que
no se hallen en este caso, y 30. que tengan asimismo
capacidad bastante para las piezas de
trabajo, talleres y almacenes, dormitorios, enfermerías,
cocinas, buenos patios, algun huertecito,
sala de visitas, oratorio, habitacion
para el alcaide y algunos dependientes y cuerpo
de guardia. Por esta órden se mandó conservar
todas las cárceles que tuvieran estas
circunstancias, y respecto de los pueblos que
no poseian un edificio de esta clase, se les
mandaba proponer un local que pudiese servir
al efecto. Escasos resultados dió esta excitacion,
sin duda por la falta de fondos. Pero
aparte de esto, nosotros creemos que hay cosas
que puede hacer por sí la administracion
sin necesidad de esperar á que los legisladores
mejoren el sistema penal y preparen aquellas
reformas que solo el tiempo y las circunstancias
pueden verificar. La limpieza de las cárceles,
la instruccion religiosa, el trabajoson cosas
que pueden hacer las autoridades provinciales,
aun sin necesidad de impulso de la autoridad
central. El aseo influye poderosamente en la
moralidad de las personas, porque el aliño exterior
del cuerpo y del vestido parece que se
comunica á los sentimientos del alma y á las
ideas del entendimiento. El trabajo contribuye
no solo á mejorar las costumbres de las
personas encerradas en la cárcel, sino tambien
á hacer mas fácil la disciplina, y preparar á los
presos para recibir con mas facilidad la impresion
de los sentimientos religiosos.
Respecto á los presos pobres no tenemos
una legislacion completa, y como hoy han
desaparecido todos los medios de mantenerlos
que antiguamente se con ocian, por la abolicion
de las penas de Cámara y otros arbitrios muo