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MARC ZIMMERMAN / LUIS OCHOA BILBAOargumenta que los giros a la izquierda no son más que una serie de reacciones alas insurgencias del pasado. Los partidos de izquierda se han visto beneficiadospor éxitos electorales en los últimos diez años y, por lo tanto, se encuentran en unaposición ambivalente respecto a los movimientos sociales. Su rol ha sido comouna suerte de administración de crisis, dependiendo de la crisis y su promesa decontrolarla. Las insurgencias de los movimientos sociales son más autónomas quenunca antes de los partidos que se supone los representan, y por lo tanto todo elmecanismo de representación se ve fracturado.Como muchos otros antes que él, Beasley-Murray considera al Caracazocomo “la primera insurgencia de un nuevo tipo”, directa e irreductiblementevinculada al vehículo electoral que le siguió. Él señala que los líderes “que se posicionaronen y a favor de los arranques sociales […] llegaron tarde”. El Caracazoes la primera insurgencia post-neoliberal e inaugural de los giros a la izquierda.Este acontecimiento fue “violento, desorganizado y radical”, como forma deacción política que “marca un exceso que demuestra la obsolescencia del consensodemocrático social venezolano de la post-guerra, un consenso basado en las premisasdel contrato liberal y la subalternización radical”. Insurgencias como éstason instancias del poder constituyente que descubre de pronto el descrédito de sucapacidad de representación.Hay una clara brecha entre la insurgencia y la izquierda organizada queclama representarla. Para Beasley-Murray el punto es si “los líderes de los giros ala izquierda pueden reconstruir los modelos” usados “para contener la energía rojaen una insurgencia sin forma”. En muchas partes de América Latina, los viejosmodelos resultan ahora inservibles. La gobernabilidad continúa siendo un temaimportante, los partidos políticos están en crisis así como “la separación clásicaentre sociedad civil y el Estado” ya no se sostiene más.Beasley-Murray parece estar en lo correcto cuando argumenta que la izquierdaorganizada arrastra y representa mal las crisis de los movimientos sociales,las cuales a su vez crean y responden a crisis económicas e ideológicas. Pero,¿cómo se constituye y reforma el poder? Más específicamente: ¿podemos hablar dedemocracia únicamente en términos de poder constitutivo? Para Beasley-Murraycualquier discusión del constitucionalismo debería encargarse de diferenciar entrepoder constituido y constitutivo. ¿Hasta qué grado son las asambleas constituyenteso los cambios constitucionales la expresión del poder “de abajo” y el resultadodel poder creativo, generativo y constitutivo de la propia gente?En todo esto, Beasley-Murray plantea sus argumentos partiendo de Hardty Negri. Esos “giros a la izquierda”, dice, no son sólo un fenómeno naciente dela política post-neoliberal, también y siempre una política post-liberal y post-hegemónicaexcesiva. Es por esto que la dicotomía “populismo”/“socialdemocracia”es inútil; esto asume que experimentamos un regreso al caudillismo populista o auna corrección de la excesiva fe neoliberal en el mercado. Pero estos movimientos19

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