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EL GIRO A LA IZQUIERDA EN AMÉRICA LATINA: ¿UNA POLÍTICA POST-LIBERAL?que la competencia partidista no está en su mejor momento y requiere reformasy que algunas izquierdas cuestionan la representación política en nombre de lassingularidades de la multitud.Todo esto hace que las izquierdas latinoamericanas sean hoy más postliberalesque antiliberales. El prefijo no anuncia el fin de la política liberal y sureemplazo por otra cosa, pero es evidente que el “post-” también se remite a algo queno puede ser plenamente contenido dentro de la forma liberal. Si combinamos estasdos observaciones tenemos los elementos necesarios para especificar qué se entiendepor post-liberalismo. En primer lugar, que hay fenómenos y demandas que ocurrenen los bordes del liberalismo y su estatuto en relación con éste es difícil de precisar.La política supranacional, los usos y costumbres, los municipios autónomos, elpresupuesto participativo y los reclamos por cambios radicales en los patrones departicipación y redistribución son algunos ejemplos. Y en segundo lugar, indica quela democracia no se agota en su encarnación liberal. La relación entre elecciones ydemocracia se ha ido aflojando a medida en que los lugares y formatos del intercambiopolítico democrático rebasan el marco de la representación territorial.C. B. Macpherson fue uno de los primeros en percibir el carácter histórico—y por ende, contingente— de lo que conocemos como “democracia liberal”.Nos recuerda que esta democracia adjetivada surgió con la extensión del sufragioen estados liberales que no tenían nada de democráticos y que vino acompañadade una simultánea liberalización de la democracia dado que ésta fue montadaen la sociedad del mercado, de las opciones individuales (choice) y del gobiernorepresentativo. Nació luego de muchas décadas de agitación y organización porparte de aquellos a los que les había sido negada una voz en los asuntos públicos(Macpherson, 1965: 6-11). Es por ello que la democracia liberal no es la expresiónde una afinidad natural entre sus dos componentes, sino el resultado contingentede luchas y de la buena o mala fortuna de distintos proyectos políticos. Es un granlogro, pero no la encarnación de la democracia; si lo fuera, la capacidad de inventivapolítica de la izquierda quedaría reducida a un interminable proceso de retoquey mejoramiento del marco liberal heredado. La tesis acerca del post-liberalismolleva el argumento de Macpherson más allá de donde éste lo dejó: nos propone unaimagen de pensamiento de la política y la democracia por venir de la izquierda queincluye pero a la vez rebasa el marco electoral.Describir el post-liberalismo como una política “por venir” no quiere decirque sea una política futura que todavía no está presente pero que a la larga lo estaráo que se trate de un ideal a la espera de ser concretado. No se trata de esperar aGodot sino de tomar en serio lo que Jacques Derrida quiere significar cuandohabla de la justicia, la democracia o la hospitalidad por venir. Ellas están siemprepor venir dado que independientemente de que pensemos que ya hemos resueltolo que entendemos por democracia o justicia otra gente en otras coyunturas probablementereabra la pregunta y se embarque en una polémica para reinstituir su54

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