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LOS GIROS TEÓRICOS Y CULTURALES FRENTE A LOS RUMBOS DE LA IZQUIERDArechazan al liberalismo, al caudillismo y a la socialdemocracia, al tiempo que sedesentienden de una década de neoliberalismo. Ellos han impulsado a la regiónhacia nuevas formas de hacer política. La izquierda ha hecho esfuerzos tardíospara canalizar esas fuerzas que han terminado en la retaguardia de las accionespara restablecer la gobernabilidad. Pero la reimposición de las reglas normativasde la democracia liberal ha sido precaria. “¿Debería causar todo esto desánimoy pesimismo?” No, porque los movimientos insurgentes tienen creatividad, soninnovadores y ubican al poder de su lado; son capaces de construir multitudes.Desarrollando sus críticas, Beasley-Murray le debe mucho a la “multitud”como base para las transformaciones subalternas del Imperio, en lugar de la capacidadde las multitudes por perpetrar violencia que pudiera incomodar, pero,de ninguna forma, desestabilizando sus felices sentimientos hacia el nuevo sujetorevolucionario.Él y otros ven la “condición post-hegemónica” relacionada con el ascensode la “multitud” como una fuerza que, a diferencia del concepto “pueblo” enGramsci, no puede ser capturada por mecanismos hegemónicos de control social yagencia en una nueva era en la que fuerzas supra e infranacionales supuestamentehacen obsoletas las formas nacionales-populares de coerción y consenso, considerandoque para Gramsci la hegemonía supuestamente estructura y constituye a lasociedad. Para Richard Johnson y otros críticos, el concepto de “la post-hegemonía[… en Beasley-Murray y otros] tiene éxito en sintetizar diferentes corrientes enla teoría social contemporánea”; pero esto implica una marcada reducción de lacomplejidad social y no justifica su intención de ver el resultado “como el final dela hegemonía en vez de un nuevo momento hegemónico” (Johnson 2007: 102).Claramente, otro pensador descontento con las formulaciones posthegemónicasy su relación con Hardt y Negri es Ernesto Laclau. Con ChantalMouffe, Laclau (1985) diseñó una lectura radical de las diferencias gramscianaspara deconstruir a Marx y Lenin de tal forma que se alejaran de la centralidad dela producción, la clase social y los partidos buscando una teoría de varios grupossociales y su habilidad de unirse o confrontarse por la transformación social.Evadiendo cualquier exploración directa de lo que muchos pidieran considerar “lacultura”, Laclau abrió una nueva puerta para los estudios culturales siguiendo laspistas del trabajo de Stuart Hall y la generación de tendencias de izquierda de varioslatinoamericanistas, incluyendo aquellos que siguieron el camino liderado porNéstor García Canclini. Con el paso de los años y el desarrollo de la perspectivapropuesta por Hardt y Negri, Laclau le dio voz a sus objeciones desde su perspectivateórica, especialmente en La razón capitalista (2005), donde argumenta que laveta similar entre su concepto de “pueblo” y el concepto de “multitud” de Hardt yNegri es superficial ya que “el único principio que asegura la unión de la multitudtras un objetivo común es […] que la revuelta de los oprimidos y aquellos quienescontrolan […] la biopolítica pareciera oponérseles” (Laclau, 2005: 51). Laclau ve20

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