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MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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242 Jaime labastida<br />

lengua de Asia o Europa disponía de tales conceptos antes de que los<br />

griegos los inventasen. Por esta causa, dice, los filósofos que escribían en<br />

lengua distinta a la griega o la latina tuvieron necesidad de adoptar las<br />

voces de la filosofía clásica para expresarse. Los mexicanos no se ocupaban<br />

del estudio de la metafísica; empero, su lengua “no es escasa… en<br />

términos significativos de cosas metafísicas y morales”. Por el contrario,<br />

asegura, es “lengua apta para tratar las materias de la metafísica” y hasta<br />

“es difícil de encontrar otra que abunde tanto en nombres abstractos”. 26<br />

Como prueba de esta tesis, Clavijero dice que gracias a que existen tales<br />

voces fue posible exponer, “sin gran dificultad”, en lengua náhuatl, “los<br />

más altos misterios de la religión cristiana”, y acompaña su dicho con<br />

casi 50 palabras del náhuatl. 27 Es verdad, sin duda. La lengua latina, al<br />

inicio escasa en términos filosóficos, creó neologismos y vertió en ellos<br />

los conceptos griegos (sapientia, por ejemplo, tradujo el griego σοφία al<br />

latín, y así le dio un matiz totalmente nuevo, ya que mientras la voz griega<br />

pone el acento en la actividad manual, la palabra latina la pone en el<br />

acto de saborear: la raíz del sustantivo español sabor es la misma que la<br />

del verbo saber. En latín, saber consiste en saborear, en distinguir, a través<br />

de la lengua, las palabras. Según parece, fue Quinto Ennio, a quien se<br />

considera el real fundador de la literatura latina, hombre de tres lenguas<br />

—su osco natal, el griego en el que se educó y el latín en el que habló<br />

desde la primera guerra púnica, y en el que escribió—, quien introdujo<br />

esa innovación, según lo dicen Ernout y Meillet). 28 Creo necesario añadir<br />

que las lenguas no son, por sí mismas, aptas o no para la filosofía; que<br />

no hay lenguas filosóficas en tanto que tales, como lo pretende Martin<br />

Heidegger. En este sentido, quiero recordar que en lengua alemana se<br />

empezó a escribir filosofía solo en el último tercio del siglo xviii; que<br />

antes los filósofos escribían en latín, la lengua culta; que formaban la comunidad<br />

masculina de sabios que se conocían y leían entre sí. Tomás de<br />

26 Clavijero, ibídem, pp. 286-287.<br />

27 Ibídem, pp. 288-289.<br />

28 A. Ernout y A. Meillet, Dictionnaire étymologique de la langue latine. Histoire des mots, París,<br />

Éditions Klincksieck, 1979, bajo la entrada sapio, -is.

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