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MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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358 marGit frenK<br />

En cambio, la cultura escrita, ya manuscrita (quirográfica) ya impresa<br />

(tipográfica), aportó a la humanidad formas de pensamiento, de conocimiento<br />

y de expresión que no son posibles en una cultura totalmente<br />

oral. Gracias a ella surgieron las ciencias, la historia, la filosofía; todas las<br />

modalidades del pensamiento abstracto y analítico, toda organización de<br />

las ideas y de su expresión.<br />

El paso de la cultura oral a la escrita tuvo que darse, por fuerza, de<br />

manera muy gradual. Como bien dijo Walter Ong, “la mente no posee en<br />

un principio recursos propiamente quirográficos”, 3 o sea, que tuvo que<br />

írselos creando, descubriendo una a una las inmensas posibilidades que<br />

ofrecía esa nueva manera de pensar y de expresarse, que, evidentemente,<br />

correspondió en un principio a una necesidad ya existente. Por otra<br />

parte, la cultura oral, que en Occidente había marcado a la humanidad<br />

durante siglos, se resistió otros tantos a desaparecer, y de hecho no ha<br />

desaparecido hasta nuestros días. Ha tenido y tiene muchas maneras de<br />

manifestarse y de contrarrestar —o, si se quiere, complementar— la hegemonía<br />

de la cultura escrita.<br />

Una de esas maneras, quizá la más persistente en la historia de la cultura<br />

occidental, ha sido la trasmisión de los textos escritos a través de<br />

la voz. 4 Desde la Antigüedad y a lo largo de la Edad Media, los textos<br />

se difundían predominantemente por medio de la lectura en voz alta,<br />

cuando no por medio de la memorización y la recitación ante grupos de<br />

oyentes. En la Edad Media abundan los testimonios sobre la costumbre<br />

generalizada de leer en voz alta.<br />

¿Y después? No han faltado quienes afirman categóricamente que esta<br />

costumbre cambió con el advenimiento de la imprenta. David Riesman<br />

dijo que la imprenta “creó al lector silencioso y compulsivo”. Pues no, no<br />

fue así; fue un proceso multisecular, que se prolongó hasta comienzos<br />

del siglo xix, según sabemos hoy. Porque hoy sabemos mucho más so-<br />

3 Ibídem, p. 26.<br />

4 Me permito remitir a mi libro Entre la voz y el silencio. (La lectura en tiempos de Cervantes), 2ª<br />

ed., México, fce, 2005.

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