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MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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390 adolfo castañón<br />

al inicio de la novela de Estrada Visionario de la Nueva España se brinda<br />

un retrato humorístico y afectuoso del joven Tousssaint? ¿No es cierto<br />

que Toussaint tomó el título de sus Paseos coloniales de una reseña crítica<br />

del argentino Ricardo E. Molinari (publicada en la revista Martín Fierro,<br />

junio 10-julio 10 de 1927), donde, al interrogar la deliciosa novela de Estrada<br />

hacía figurar entre los libros de la biblioteca del protagonista, Pero<br />

Galín, precisamente uno titulado así y que Toussaint adoptó en homenaje<br />

a la novela de su amigo? Genaro Estrada era un hombre de acción,<br />

como dice el propio Toussaint. Pero parte de esa acción tenía, como la de<br />

su amigo, un ánimo de salvación. Salvación de las obras de arte. Según<br />

cuenta Antonio Castro Leal en el texto de homenaje en su fallecimiento<br />

“Manuel Toussaint no aceptó nunca, ni por un momento, que hubiera<br />

la menor justificación para sacrificar una obra de arte a un interés puramente<br />

material. Para él, ya desde entonces, el arte era un valor espiritual<br />

permanente, muy superior a cualquier ventaja económica: ¿valdría la pena<br />

perder toda memoria del Quijote, o de la Divina Comedia, o de los dramas<br />

de Shakespeare para obtener 400 millones de dólares al año?” 8<br />

Recuerdo estos razonamientos de Antonio Castro Leal para rememorar<br />

que Toussaint ocupó en algún momento la Dirección de Monumentos<br />

Coloniales, cargo que le dejó no pocas amarguras, pues —como dice<br />

Castro Leal— “En ese puesto se fracasa siempre porque los enemigos<br />

de los monumentos coloniales son muy poderosos”, y son capaces de<br />

derribar claustros e iglesias con el mayor sigilo y, por así decir, “con martillo<br />

de terciopelo”. Con puesto o sin puesto, Toussaint sabía interceder<br />

por los monumentos coloniales sentenciados a la destrucción. Aunque<br />

escribiera, telegrafiara, fuera a entrevistar a funcionarios y gobernadores,<br />

aunque amenazara, explicara y suplicara, casi nunca tenía éxito. Al<br />

final de sus días, logró salvar una parte de la muy interesante Casa del<br />

Deán en la ciudad de Puebla, luego de conmover a la opinión y lograr<br />

movilizar incluso a los estudiantes. A su acérrima vigilancia se debe que<br />

8 Antonio Castro Leal, “Homenaje al Dr. Manuel Toussaint”, sesión solemne de El Colegio<br />

Nacional, del viernes 13 de julio de 1956.

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