MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

¿filosofía o pensamiento mítico? 243
Aquino puede ser italiano, como Isidoro de Sevilla español; pero lo cierto
es que los dos, en tanto que escribían en el latín culto, formaban un
cuerpo aparte. Leibniz escribía en latín y francés, no en alemán: ¿cómo
se le debe considerar? ¿Es filósofo francés, latino o alemán?
Lo que deseo subrayar es que una lengua se vuelve apta para la filosofía
si sus hablantes lo son. En el caso, lo que me interesa es mostrar que
el sujeto de la enunciación filosófica se construye en tanto que se desdobla
en otro, el gran Otro, como ya se advierte en Heráclito, quien dice que
quienes lo oyen no es a él a quien oyen: oyen a logos. Pero ¿qué pueden
oír los que oyen a Heráclito sino la palabra, el logos, digo, la voz, el sonido
que emana de su boca? Heráclito dice que no habla él; que habla logos.
¿Qué significa, en el contexto en que está dicha, esta palabra, logos?
¿La voz que se oye?, ¿la razón que se edifica? Heráclito se ve a sí mismo
como Otro: el que posee la razón, pues la razón es la esencia del lenguaje.
Para Heráclito, el que sabe lo que sabe, lo ha buscado por sí mismo, no
lo ha recibido de la tradición. El sujeto filosófico de la enunciación es un
solitario. Por el contrario, el sujeto mítico de la enunciación reproduce el
saber tradicional: es el transmisor que se limita solo a recoger, sin cambios,
lo que dicen los viejos: el informante náhuatl señala con el índice el
códice y dice: “Aquí está lo que se sabe…”
Tal vez se advierta que me sitúo en una posición diferente a la que asumía
el último Lucien Lévy-Bruhl, o sea, el que redactó los Cuadernos que
precedieron a su muerte, en los años de 1938 y 1939. 29 En ellos, Lévy-Bruhl
retomaba el problema que lo aquejó a lo largo de los últimos 30 años de
su vida, digo, el de la diferencia entre la forma que asume el pensamiento
de los pueblos entonces llamados primitivos y la que asume la conciencia
científica de la época moderna. Lévy-Bruhl dice que existen dos aspectos
centrales en la forma de pensar de estos pueblos (ya ha abandonado
su tesis de pensamiento “prelógico”). Por una parte, en su vida cotidiana,
se desenvuelven “igual que nosotros”; se defienden de los peligros
de la vida diaria y sus habilidades técnicas son “semejantes a las de los
29 Lucien Lévy-Bruhl, Les carnets, pról. Maurice Leenhardt, París, puf, 1949.