MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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biblioteca particular de sor Juana, al lado del “coro de ausencias” que en
ella le habían pasado por alto.
Octaviano Valdés ha dotado a nuestras bibliotecas con una joya al editar
ese debate de don Alfonso contra don Ermilo, al lado de su defensa
de la maestría latina de sor Juana frente a la tozudez de Genaro Fernández
MacGregor, quien dudaba de la creatividad latinizante de la Fénix.
Don Genaro no había comprendido que, si sor Juana había sido capaz
de componer dísticos tan magistrales como:
Clarus honor caeli mirantibus additur astris,
delphunim, quondam gloria torva maris,
entonces estaba bromeando al componer una estrofa en latín macarrónico
como esta:
asoman los fantasmas
Ut omnes dicant quod mereor
esse per optimos cascos,
dominus sacristanorum,
monigotorum praelatus.
Varios de los fantasmas que detectó la lupa detectivesca de Méndez Plancarte
son piezas de antología.
Veamos un desliz de Abreu frente al poeta latino Estacio. Como don
Ermilo tiene la ocurrencia de citar a autores grecolatinos con terminaciones
ora españolas, ora griegas, ora latinas —sin entender su diferencia—,
a veces denomina al citado vate latino “Publio Papinus (sic) Statius”
(p. 382) y otras veces le resulta “Statio”. Es entonces cuando Abreu
parece remitirse al Negrito Poeta, y Méndez Plancarte comenta que hasta
podría renovar la rima rica de su conocido epigrama: