MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

alfonso méndez plancarte, campeón de los sorJuanistas 285
La consecuencia que don Alfonso buscaba finalmente la logró. Tras
leer los 10 artículos en que Méndez Plancarte desenmascaró los descuidos
y las ignorancias de Abreu Gómez, el director del Fondo de Cultura
Económica, don Daniel Cosío Villegas, dictaminó que Abreu no estaba
a la altura necesaria para editar las Obras completas de sor Juana. Sin
conocer a don Alfonso Méndez Plancarte más que por sus escritos, le
encomendó la labor monumental en 1946. Se publicó el tomo I en 1951;
el II, en 52; el III, en 53; y el IV —póstumo— en 57, a cargo de Alberto
G. Salceda.
Tal acierto hizo que el propio Octavio Paz, acaparador de premios
literarios, haya declarado que él no habría podido escribir sus Trampas de
la fe sin basarse en la edición crítica de sor Juana realizada por don Alfonso,
a quien, por cierto, siempre se le había negado toda recompensa.
Más bien sucedió que cierto escritor, porque disentía de una única
rima de Juana Inés transcrita por don Alfonso (en el soneto “¿En perseguirme,
mundo, qué interesas?”, en los versos “Poner bellezas en mi
entendimiento, / y no mi entendimiento en las bellezas”), preguntaba en
una sesión pública cuándo se iba a hacer otra edición crítica de la Fénix,
siendo así que Méndez Plancarte ha sido considerado “el mayor de los
sorjuanistas”, pues corrigió cientos de errores en las antologías alusivas
de Abreu.
Así que tuvo razón Sánchez Arteche al sostener que la obra de Méndez
Plancarte “desbarató la mampostería de la ‘piramidal, funesta, de
la tierra nacida sombra’ de la Bibliografía y biblioteca de sor Juana, torpemente
levantada por Abreu. Y es lo que el propio Méndez Plancarte
denominó “un simple y llano caso de higiene pública” en honor de “la
emperatriz de nuestro idioma”.
De esta serie de artículos técnicos y apologéticos consta el librito Crítica
de críticas. Allí se encierra, como en amena novelita, todo un proceso
en defensa de una sor Juana, del todo incomprendida por Abreu Gómez.
La defiende en este librito don Alfonso Méndez Plancarte, que ha sido
considerado “el lector más temible de México”, pues no toleraba ni erro-