su historia y sus consecuencias - Unesco
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LA RUTA DEL ESCLAVO EN EL RÍO DE LA PLATA: SU HISTORIA Y SUS CONSECUENCIAS<br />
de una hija del Jefe Político de Tacuarembó, lo cual nos habla de la distancia entre la ley y las<br />
costumbres.<br />
En la misma medida estas actas permiten conocer quiénes eran los propietarios de esclavos y<br />
<strong>su</strong> permanencia en la región; tomemos como ejemplo a dos: José Suárez, que figura en el Censo de<br />
1824 en Cuñapirú-Corrales con seis esclavos, bautiza en 1839 a “Alberto, a Francisco, a Matilde, a<br />
Ubaldina y a Isabel, esclavos de <strong>su</strong> propiedad”. En 1857, se registra un juicio que le realiza el negro<br />
Vicente Suárez contra José Suárez, por querer éste someterlo a condición de esclavitud “siendo nacido<br />
y bautizado en la República Oriental, parroquia de San Fructuoso”. El encargado de dirimir este difícil<br />
a<strong>su</strong>nto fue el cura párroco Santiago Osés quien elevó el expediente al Juez de la 4ta. sección de<br />
Tacuarembó, distrito de Cuñapirú-Corrales, donde vivían ambos litigantes. Familiares y vecinos del<br />
lugar testificaron la condición de libre de Vicente con lo cual se resolvió que no podía ser esclavizado<br />
por haber nacido libre. (Michoelsson, 1999) Cabe recordar que Suárez fue uno de los primeros en<br />
explotar las vetas auríferas de los cerros y arroyos de la zona, para lo cual utilizó en forma intensiva<br />
mano de obra esclava traída de Brasil.<br />
El otro actor que hemos seleccionado a modo de ejemplo es el Padre Gervasio Antonio<br />
Pereyra Carneiro, vecino de comarca de Suárez que en el censo de 1824 figura con seis esclavos<br />
y un dependiente. La mayoría de los bautismos inscritos entre los años 1838 y 1842 fueron<br />
realizados por este cura brasileño que tenía como característica principal ser esclavista, hecho<br />
que no mereció la condena del párroco de San Fructuoso, Juan Bruno Picabea Ramírez, quien<br />
realizaba los asientos en el libro de actas. Se registra que en noviembre de 1838 bautiza a “Ágneda,<br />
hija de Dominga, <strong>su</strong> esclava”; al margen no figura “párvula libertada”.<br />
Los archivos informan también de la procedencia de los esclavos Fortunato, 16 años,<br />
Mozambique y José, 13 años, nación Benguela (Angola), ambos esclavos de Eufrasio Bálsamo,<br />
bautizados en 1840, esclavos recientemente comprados. Sobre quiénes eran los propietarios de<br />
los mismos y cómo eran regalados a los niños de la familia como mercancía, se desprende del<br />
acta de bautismo de “Enriqueta, nacida el 10 de abril de 1838, hija de María Angélica, negra<br />
esclava de los menores de Josefina Rodríguez”.<br />
Entre los propietarios de esclavos hemos identificado a varios pobladores fundadores de<br />
la Villa, a Jueces de Paz, Jefe Político, presbíteros, comerciantes y hacendados.<br />
La presencia de esclavos aún figura en los bautismos de 1852 y <strong>su</strong>ponemos que se extiende<br />
en el tiempo, aunque la denominación de esclavo se <strong>su</strong>stituye por moreno, africano o negro.<br />
En 1866 se consigna el bautismo de Casimira, hija de Juliana Bálsamo, donde no dice que <strong>su</strong>s<br />
padres sean esclavos, aunque en el margen del acta el cura asentó: “Casimira, la esclava de<br />
Bálsamo”, Eufrasio Bálsamo.<br />
Es importante tener en cuenta que los esclavos bautizados en una parroquia uruguaya<br />
eran “un porcentaje” del total de esclavos cuyos bautismos se registraban con curas párrocos de<br />
Livramento, Don Pedrito y Bagé, ya que de esa manera se los nacionalizaba brasileños y con ello<br />
se los hacía esclavos legales, luego volvían a ser introducidos al territorio oriental pero en condición<br />
de peones o agregados.<br />
En el caso de la parroquia de San Eugenio, predominan los bautismos y matrimonios de<br />
indígenas, prácticamente la palabra esclavo no se utiliza, en general se los denomina negros,<br />
Eduardo R. Palermo<br />
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