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su historia y sus consecuencias - Unesco

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UNESCO<br />

dad y en el Estado uruguayo que no condice con <strong>su</strong> <strong>su</strong>puesta “armonía de razas y culturas”. De<br />

vez en cuando, gracias a algún medio de difusión, se hace notar que el racismo existe en Uruguay.<br />

Ellos son, por ejemplo, el recuerdo de jugadores negros famosos que fueron vetados en<br />

<strong>su</strong>s clubes a principios de siglo, en la década del treinta; o la ley impulsada por el dictador Terra<br />

(1931) que permitía al negro ingresar a los cuadros del Ministerio del Interior, es decir, a la<br />

Policía, hecho éste que en la década del cuarenta fue motivo de discusión en el Parlamento<br />

Nacional, ya que algún jerarca policial se negaba a implementar la ley; o el caso de los docentes<br />

que en la década del cincuenta no podían dictar clases en el sistema de Enseñanza Pública; o las<br />

luchas por ingresar a trabajar en los grandes almacenes en los años sesenta, o por entrar a<br />

confiterías o cines, anecdotario en el que podríamos extendernos y que forma parte de la construcción<br />

que lleva hoy a considerar la situación de los Derechos Humanos a partir de una<br />

mirada étnica.<br />

Esclavos en el siglo XXI<br />

“Pese a los cambios en el mundo, el desprecio<br />

por los negros sigue siendo profundo.”<br />

Nelson Mandela<br />

Recién a fines del siglo XX la lucha de los afrodescendientes hace posible que en<br />

Uruguay se comience a considerar la situación de marginación histórica de la comunidad<br />

negra, y las denuncias de racismo han permeabilizado la coraza de los medios de comunicación<br />

que no querían ver o que ocultaban deliberadamente <strong>su</strong>s manifestaciones en la<br />

sociedad y el Estado.<br />

“Sí,<br />

soy<br />

atrevido<br />

pero<br />

no soy<br />

negro”<br />

El 31 de agosto del año 2002, cuando una joven afrouruguaya ascendió a la<br />

unidad matrícula 42.010 de la línea 109 de una empresa de transporte colectivo,<br />

se generó una discusión a raíz del pago del boleto con algunas monedas que esa<br />

medianoche iban a quedar fuera de circulación. Luego de explicar que las mismas<br />

eran válidas aún, la pasajera recriminó al guarda por el tono violento que había<br />

utilizado para hablarle.<br />

El guarda reincidió en la utilización de términos agresivos y la joven increpó: “Me<br />

está usted faltando el respeto, es un atrevido”.<br />

La respuesta del guarda fue: “Sí, soy atrevido pero no soy negro”. Indignada, la<br />

pasajera descendió del autobús. Los u<strong>su</strong>arios del transporte se hicieron solidarios<br />

con ella. El hecho fue denunciado a la Comisión de Derechos Humanos de la<br />

Cámara de Diputados.<br />

A poco de iniciarse el siglo XXI, durante el laboreo de carga y descarga, obreros del<br />

puerto de Montevideo escucharon gritos que rompieron la monotonía de la jornada.<br />

En un primer momento no pudieron determinar el origen de las quejas, hasta<br />

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