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su historia y sus consecuencias - Unesco

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LA RUTA DEL ESCLAVO EN EL RÍO DE LA PLATA: SU HISTORIA Y SUS CONSECUENCIAS<br />

tributarios”. Esta imposición derivó rápidamente en la institución del Amparo. Félix de Azara<br />

(“Viaje por la América Meridional”) demarcador de límites y residente por muchos años en la<br />

provincia del Paraguay, discurre sobre el tema: “Los hombres de color <strong>su</strong>frían la humillación<br />

conocida con el nombre de Amparo, instituida por el Visitador Alfaro, y por la cual cada hombre de<br />

color, libre, de diez y ocho a cincuenta años de edad, pagará tres pesos de tributo anual, y como<br />

entonces no había en el país moneda ni comercio y mucha gente de color no podía pagar (...) se ideó<br />

entregarlos a los eclesiásticos y a los españoles de posición para emplearlos, pero a condición de pagar<br />

por ellos el citado tributo. Esta manera de entregar a un español un hombre de color es lo que se<br />

llamaba amparo (...)”<br />

Es un hecho evidente que en Paraguay la esclavitud negra careció de ambiente económico.<br />

Ante minúsculas empresas agrícolas de <strong>su</strong>pervivencia y la abundancia de mano de obra<br />

indígena barata y accesible, la posesión de un esclavo negro re<strong>su</strong>ltaba más un motivo de figuración<br />

que una necesidad. El negro era un artículo caro al que sólo podían acceder los colegios y<br />

algunos comerciantes de buena renta. Los españoles pobres se limitaban a tener servidumbre<br />

indígena, cuya manutención estaba al alcance de <strong>su</strong>s bolsas. A causa de la economía de con<strong>su</strong>mo<br />

imperante en el Paraguay, los esclavos recibían un trato más familiar que en otras provincias:<br />

“No se conocen esas leyes y esos castigos atroces que se quieren disculpar como necesarios para<br />

retener a los esclavos en el trabajo. La <strong>su</strong>erte de estos desgraciados no difiere nada de la de los blancos<br />

de la clase pobre y es hasta mejor”. (Azara, “ Viajes...”, 1969)<br />

Azara en el capítulo dedicado a Negros y Mulatos (“Geografía física...” 1904) resalta lo<br />

siguiente: “De la humanidad de estos españoles re<strong>su</strong>lta el que hay muchos esclavos y libres de estas<br />

castas honradísimos que tienen más honor y vergüenza sin comparación que los mejores indios civilizados.<br />

El ser más los negros y mulatos libres que los esclavos arguye la humanidad de estas gentes muy<br />

<strong>su</strong>perior a la de los extranjeros (...) las mulatas corresponden en lo físico a los hombres y los españoles<br />

hallan en ellas un atractivo inexplicable que se las hace preferir a las españolas (...) las negras no<br />

tienen igual fortuna y son las últimas para materias de amor”. El cronista agrega que estas mulatas<br />

no son modelos de castidad ni resistencia, y es raro que conserven <strong>su</strong> virginidad hasta la edad de<br />

nueve o diez años: “Son espirituales, finas y tienen aptitud para todo; saben escoger; son limpias,<br />

generosas y hasta magníficas cuando pueden. Los mulatos tienen las mismas cualidades (...) <strong>su</strong>s vicios<br />

más comunes son el juego de las cartas, la borrachera y la trampa; pero los hay muy honrrados (...)”<br />

El mismo demarcador Azara (“Geografía física y esférica...” 1904) aporta la siguiente<br />

información: “La mayoría muere sin haber recibido un solo latigazo, se los trata con bondad, no<br />

se los atormenta jamás en el trabajo, no se les pone marca y no se les abandona en la vejez. Puede<br />

decirse con verdad que cualquier muchacho recibe más azotes en la esquila de Europa que el esclavo<br />

de peor dueño aquí ”.<br />

La eximia escritora Josefina Pla (1975) sostiene: “que los pobres poseyesen a veces siervos, no<br />

puede extrañar, si se tiene en cuenta que el esclavo, en muchos casos, era, antes que una carga, una<br />

posibilidad de no morirse de hambre, pues él mantenía al amo viejo e indigente con <strong>su</strong> trabajo”.<br />

Una traba para el ingreso de esclavos africanos al Paraguay fue <strong>su</strong> elevado costo, que en<br />

A<strong>su</strong>nción llegaba a duplicar el valor que tenía en el puerto de desembarque, Buenos Aires. Esta<br />

circunstancia económica produjo que entrara un limitado número de ellos.<br />

Alfredo Boccia Romañach<br />

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