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su historia y sus consecuencias - Unesco

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UNESCO<br />

Sólo algunas voces aisladas propugnaron la abolición durante la década de 1830. Se entendía<br />

que la abolición general sería perjudicial para <strong>su</strong>s propios beneficiarios, los esclavos. La lucha contra el<br />

tráfico de esclavos —no el abolicionismo— se estableció como tema de debate para la prensa. El<br />

discurso abolicionista recién se instaló en la opinión pública en 1841, cuando Juan Manuel de Rosas<br />

expresó <strong>su</strong> voluntad de invadir Uruguay para restablecer el gobierno de Manuel Oribe. La prensa<br />

montevideana, particularmente los exiliados argentinos, debatieron en torno de diferentes proyectos<br />

para emancipar a los esclavos. Esta medida era percibida como la única capaz de poner un freno a los<br />

ejércitos de la Confederación Argentina. El debate se inició en torno del “armamento de los negros”,<br />

pero pronto devino en respaldar la “abolición de la esclavitud”. Sólo un contexto político internacional<br />

favorable y una coyuntura bélica apremiante determinaron la concreción de la abolición. Más allá de<br />

la legislación y de los discursos contra la esclavitud, las prácticas de manumisión del poder político<br />

fueron signadas por una dinámica estrictamente bélica. Debemos advertir que en otros conflictos,<br />

como la Guerra de los Farrapos, se había enrolado a una parte de los esclavos, pero esto no devino en<br />

la abolición. Por tanto, no sólo la coyuntura bélica permite entender el proceso de abolición uruguayo,<br />

sino que también debe atenderse <strong>su</strong> devenir intelectual.<br />

Es posible caracterizar la coyuntura iniciada en 1839 como una situación de excepción.<br />

La Guerra Grande cuestionó la existencia del Uruguay, el cual pudo haber desaparecido<br />

como entidad independiente. Esto se tradujo en la inseguridad de <strong>su</strong>s ciudadanos, pues<br />

el Estado no era capaz de garantizar <strong>su</strong> vida, propiedad o libertad. La coyuntura bélica<br />

afectó profundamente a las comunidades, por medio de la inseguridad de los bienes y las<br />

vidas. El Estado para afrontar la lucha debió confiscar o contratar los recursos de los particulares,<br />

<strong>su</strong>rgiendo conflictos cuando éstos se negaron a entregarlos, aunque se asegurara una<br />

retribución en el futuro. Los bienes requeridos fueron básicamente caballos, carne y techo.<br />

Además se <strong>su</strong>mó otro tipo de apropiación a partir del empleo generalizado de los esclavos<br />

por las tropas. El devenir de la guerra hacia 1841-1842, obligó a Fructuoso Rivera a plantear<br />

la defensa del territorio oriental ante una posible invasión de Oribe, o por otra parte, a<br />

reforzar la retaguardia en pos de avanzar sobre la provincia de Entre Ríos. Para ambas operaciones<br />

era necesaria la formación de cuerpos de infantería, por lo que se recurrió al enrolamiento<br />

forzado de morenos libres y esclavos.<br />

El proceso de abolición fue lento y conflictivo, aun bajo los apremios de la guerra. Los<br />

sectores propietarios lograron posponer los planes de leva de esclavos, afectando las primeras<br />

medidas sólo a los morenos libres. Algunos esclavos aprovecharon esta coyuntura para escapar<br />

de <strong>su</strong>s amos incorporándose al ejército. Al complicarse la guerra, el gobierno de Montevideo<br />

dispuso el enrolamiento de 300 esclavos mediante un sorteo, el cual fracasó. La mecánica de<br />

sorteo ofreció amplias posibilidades de evasión a los amos, cuya resistencia expuso cuan importante<br />

era aún la esclavitud. Las prácticas de manumisión basadas en padrones y sorteos<br />

individualizaban a los amos que debían remitir a los esclavos, colonos y libertos al ejército. A<br />

partir de que estas obligaciones sólo operaban sobre algunos amos o patrones, éstos podían<br />

evadirlas a través de diversas estrategias. Las formas de resistencia, beneficiadas por la individualización<br />

de amos y patrones, sólo podrían ser liquidadas mediante una manumisión general que<br />

terminara por abolir la esclavitud. Esta disposición debía primero enganchar a los esclavos a<br />

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PRIMER PANEL

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