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su historia y sus consecuencias - Unesco

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LA RUTA DEL ESCLAVO EN EL RÍO DE LA PLATA: SU HISTORIA Y SUS CONSECUENCIAS<br />

En cada sala se culturaba las entidades religiosas que habían logrado mantener vivas a<br />

pesar de la represión; en algunos casos reprodujeron imágenes realizadas por “crudos” artistas<br />

como apunta Marcelino Bottaro, en otras teniendo a San Benito o a San Baltasar como patronos.<br />

Lo que es seguro es que aquel candombe era diferente al de hoy en día. Existían varias<br />

formas de ejecutarlo, dependiendo de la nación y de si se estaba en una ceremonia dentro de la<br />

sala o en la calle.<br />

La riqueza instrumental del candombe dentro de la sala era inigualable. Porque en la<br />

calle, cuando se iba en procesión o a saludar a las autoridades, quienes daban la nota eran los<br />

tamborileros además de los personajes típicos, sobre todo del bastonero o escobero que dentro<br />

o fuera de sala era un verdadero director de orquesta del candombe, aún no comparsa.<br />

Dentro de la sala la riqueza instrumental aumentaba, al igual que los candombes que se<br />

realizaban en las canchas del Cubo del Sur o en otro lugar prefijado en el que realizaban una<br />

participación fija, sin caminar. En esos casos, a los tambores que se colgaban con una correa<br />

llamada talín, que se cruzaba en el hombro derecho, se <strong>su</strong>maban la tacuara, la huesera, el mate<br />

o porongo, la marimba, los palillos, trozos de hierro, el Macú (tambor ceremonial), y la Bambora.<br />

Este instrumento no ha aparecido mencionado en otros documentos, así como tampoco existe<br />

una descripción sobre la forma y función del mismo.<br />

Marcelino Bottaro afirma:<br />

“Todos los africanos eran convertidos a la religión de <strong>su</strong>s amos y adoptaron <strong>su</strong>s libros<br />

sagrados, como si hubieran sido <strong>su</strong>yos. Pero no a causa de esos renunciaron a <strong>su</strong><br />

culto nativo, que aún para ellos era difícil de explicar. Se deduce, por lo tanto, con<br />

toda la fuerza de la lógica que <strong>su</strong>s altares eran encendidos solamente para iluminar<br />

figuras sacadas de libros exóticos de santos, y si esto es cierto, no olvidemos que <strong>su</strong> fe<br />

y culto nativo, el místico fervor que sentían en <strong>su</strong>s sitios de asamblea eran exóticos<br />

comparados con las imágenes de las divinidades que los gobernaban desde el altar.<br />

Aquellos que mantienen en <strong>su</strong>s crónicas que los africanos no tenían figuras de <strong>su</strong>s<br />

dioses patronos, deben haber conocido muy pocos lugares de reunión, pues en muchos<br />

de ellos, donde los dioses de la lejana África eran adorados, había imágenes de<br />

los dioses patronos”. (Oscar D. Montaño, “Umkhonto: Historia del aporte negroafricano<br />

en la formación del Uruguay”, pág. 68)<br />

Respecto de lo que <strong>su</strong>cedía en la segunda parte del siglo XIX se han realizado crónicas<br />

que ilustran parcialmente sobre cuáles fueron las naciones que lograron sobrevivir en forma<br />

organizada, a pesar de las guerras y de la desaparición física de los originarios componentes.<br />

Lino Suárez Peña hace invalorables apreciaciones, remontándose hasta el año 1803 “en<br />

que habiendo crecido de tal manera la cifra de negros, constituían un tercio de los habitantes; empiezan<br />

a tener un poco de libertad de parte de <strong>su</strong>s amos; siendo en ese entonces cuando se iniciaron los<br />

llamados candombes bailes estos orijinales que rememoraban las costumbres de <strong>su</strong> país natal; lo<br />

bailaban <strong>su</strong>eltos organizados en parejas y tomaban parte cuantos quisieran según la capacidad del<br />

lugar; al acionar en <strong>su</strong>s movimientos lo hacían en una forma muy sacudida, arqueando la espina<br />

dorzal hacia atras con gracia y <strong>su</strong>ma avilidad causando admiración y otras hacia adelante con no<br />

menos desenboltura, al rímico compas de <strong>su</strong> orquesta singular compuesta de Tamborin, Campana y<br />

Oscar Montaño<br />

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