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su historia y sus consecuencias - Unesco

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UNESCO<br />

nos “si es que los poseyeron”, como dice Pereda Valdés (“El negro en el Uruguay”, pág. 97),<br />

“desaparecieron prontamente”.<br />

La música y la danza jugaron un rol fundamental en <strong>su</strong> sentir religioso que, poco a poco,<br />

fue perdiéndose. ”Hubo una ceremonia bastante particular, que era el culto que los afro-orientales<br />

rendían a los muertos; rociaban el cadáver con la bebida favorita del difunto. Pereda Valdés, como<br />

anteriormente había manifestado que eran prácticamente nulas las tradiciones africanas presentes en<br />

este territorio, no encuentra mejor explicación, para tratar de interpretar este culto, que asignárselo a<br />

‘algo del espíritu pagano de los griegos’” (Pereda Valdés, “El negro en el Uruguay”, pág. 96)<br />

“¿Y por qué no podía ser algo del espíritu africano? Indudablemente lo era, como así<br />

numerosísimas costumbres, expresiones, palabras y principalmente la música, han podido sobrevivir<br />

a pesar de la represión y cen<strong>su</strong>ra que se impuso a <strong>su</strong>s manifestaciones autóctonas africanas.” (Oscar<br />

D. Montaño, “Los afro-orientales. Breve reseña del aporte en la formación de la población uruguaya.”<br />

En: “Presencia africana en Sudamérica”, págs. 445-446, Luz María Martínez Montiel, coordinadora,<br />

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 1995)<br />

El mismo Pereda Valdés reconoce unos párrafos más adelante que los coros y canciones<br />

que se estilaban en estas “curiosas ceremonias” (P. Valdés, pág. 96) eran tradicionales en la raza<br />

negra. Y afirma que “lo que le daba trascendencia y solemnidad a la ceremonia fúnebre, era la<br />

presencia del Rey y de la Reina de alguna nación”.<br />

«Chambira Changombe»<br />

“Las seremonias mortuorias constituían un cuadro extremadamente curioso y conste que al<br />

mencionarlas no me anima el ánimo de burla, muy al contrario, me inclino reverenciando lo que<br />

fueron <strong>su</strong>s costumbres y <strong>su</strong>s creencias.<br />

Cuando fallecía un hijo de la sala tal o cual, de inmediato se solicitaba la presencia del rey,<br />

que tenía en estos casos una autoridad patriarcal sobre <strong>su</strong>s súbditos, y a la manera que el sacerdote al<br />

ser solicitado por <strong>su</strong>s feligreses, da la extremaunción al pariente que la pide en <strong>su</strong> ultima voluntad, él<br />

se constituía en calidad de sacerdote, cubriendo el rostro del difunto con un pañuelo de seda que<br />

usaba en esos seremoniales empesaba por hacer (...) que imponia respeto con ellos se abraza la paz del<br />

señor quien perdonaba al extinto todo pecado que tuviera y lo recojia en <strong>su</strong> santo seno.<br />

A poco aparecía la reina si no había sido abisada a tiempo, y era entonces que tenía lugar una<br />

escena digna de la mayor atención desde que ponia los pies en la sala mortuoria se alejaban los<br />

espíritus malos de aquel cuerpo inerme lo hacia poseida de sierto temblor que ajitaba todo <strong>su</strong> cuerpo,<br />

hasta el punto de producirle defallecimiento, que segun <strong>su</strong> significado sinvólico, aquello era porque<br />

entraba trayendo en sí el espíritu del extinto.<br />

Una vez reanimada de aquel aletargamiento y restablecido un tanto el orden, se procedía el<br />

arreglo de todo lo corseniente al velorio; ya por la noche si se daba el caso que hubiese fallesido de día,<br />

habia circulado la noticia, y concurrian de todas las salas en visitas de duelo.<br />

Entonces tenía lugar una ceremonia de todo punto de vista singular, puestos de pies en un<br />

momento dado todos los circustantes empezaban por frotarse las manos, acompañando a ésto, un<br />

silvido muy bajo semejante a un cuchicheo re<strong>su</strong>ltando esto <strong>su</strong>mamente misterioso, después <strong>su</strong>cedía un<br />

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SEGUNDO PANEL

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