su historia y sus consecuencias - Unesco
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UNESCO<br />
El disciplinamiento venía por la tortura, el “tronco”, donde eran colgados, el bacalao,<br />
una especie de látigo para marcarlos, el collar de hierro. Las faltas más graves se castigaban con<br />
la castración y los dientes rotos a golpes de martillo. La huida significaba una persecución a<br />
cargo de cazadores especiales, los Capitanes do Mato, que hacían <strong>su</strong> negocio con la caza y la<br />
entrega de esclavos, vivos o muertos.<br />
Las formas de resistencia fueron básicamente dos: la primera consistió en replegarse al<br />
interior de las creencias religiosas africanas, que aunque controladas y transformadas por los<br />
cleros evangelizadores, podían guardarse en lo profundo de la identidad y mezclarse entre sí,<br />
dando lugar a modalidades sincréticas que emergieron a lo largo de siglos en América: las<br />
religiones afroamericanas que mantenían los panteones de dioses de origen africano e incorporaban<br />
elementos indígenas y cristianos.<br />
La segunda forma de resistencia era plegarse a los movimientos de blancos en contra de<br />
la administración colonial, en las rebeliones que estallaron por toda América durante tres siglos<br />
de régimen colonial. En Marañón, Bahía, Minas y en el Sur, las rebeliones que se <strong>su</strong>cedieron<br />
tuvieron siempre el apoyo de negros esclavos que veían en ellas un modo de expresar <strong>su</strong> rebeldía<br />
ante la inhumana situación. La lucha armada se organizaba en los kilombos (del idioma kimbundo<br />
hablado por los bantús de Angola; palenques, en otras partes de América del Sur), que se multiplicaron<br />
por todo el continente. Si bien <strong>su</strong> duración era efímera, sentaron las bases para la<br />
organización que después sería la República de Palmares.<br />
Estas comunidades vivían en lugares inaccesibles donde los ejércitos de la Corona y los<br />
Capitanes do Mato no pudiesen llegar, desarrollaban una pequeña agricultura, y podían eventualmente<br />
atacar las haciendas de las cercanías. El temor de los hacendados y de los dueños de<br />
los grandes cañaverales llevó al gobierno portugués a aplicar medidas de violencia extrema. Es<br />
en este contexto, en la Capitanía de Pernambuco que, aprovechando la ocupación holandesa de<br />
gran parte del nordeste brasileño, y el enfrentamiento de los imperios con estos nuevos enemigos,<br />
que un grupo numeroso de esclavos logró escapar de <strong>su</strong>s dueños para fundar la República<br />
de Palmares, la que se mantuvo intacta con intermitencias entre 1628 y 1697 con una población<br />
que se estimó en veinte mil, que constituyó, junto con Haití, la experiencia de autogobierno<br />
africano más importante que se haya llevado a cabo fuera de África.<br />
Palmares fue una federación —del estilo de una organización de pequeños grupos, tal<br />
como existieron hasta recientemente en África 11 — de diez comunidades llamadas mocambos, y<br />
cuya ciudad real llamada Macaco contuvo mil quinientas viviendas dentro de un cerco fortificado<br />
hecho de palos en punta. En medio de las casas se erguía una iglesia en la que la expedición<br />
portuguesa encontró una imagen de Jesús Niño, otra de Sao Bras y otra de la Señora de<br />
Conceição. 12 Los investigadores sin embargo se inclinan a creer que los pobladores de Palmares<br />
practicaban los cultos africanos pues en diversas crónicas se habla de “negros fetichistas”, 13<br />
11. Nina R., pág. 77, da el ejemplo de Farabana en Bambuk, Alto Senegal, un lugar donde se habían refugiado esclavos<br />
de los distritos vecinos y que constituyó en el siglo XVIII un estado temible por el número y valor de <strong>su</strong>s guerreros.<br />
12. Ibíd., pág.74.<br />
13. Diario de Viagem do capitao Joao Blaer aos Palmares en 1645, en: Revista do Instituto Arqueologico e Geográfico<br />
Pernambucano, vol. X, marco 1902, Nº 56, pág. 87.<br />
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