(Cerdagne) : conflits de propriété et d'usage - Centre de Recherches ...

LA TRANSHUMANCIA …
1604 con las localidades sorianas de Villar de Maya y Santa Cecilia, el
pastor encargado de su cuidado se comprometía a proporcionar a ese ganado
el pasto “abundantemente sin que les faltar ningun dia y si por falta de no
haverse pasto en los dichos montes viniesen algun daño pagaria todos los
daños que les rrecresçiesen a los dichos ganados”9.
A pesar de los cuidados que se pudieren establecer el ganado estaba
sujeto a una serie de imprevistos y peligros que podrían malograrlo, sobre
cuyo particular se prestaba también atención en esos contratos. Debido a las
particulares circunstancias de su modo de pastoreo, semisalvaje, estos
animales podrían extraviarse fortuitamente o ser robados. En otros casos
podrían fallecer por enfermedades naturales, por lo que el pastor tenía la
obligación de curarlos y ponerlos en sal con el fin de no perjudicar al dueño.
En otras ocasiones los daños podrían estar provocados por animales salvajes
(osos, lobos u otras fieras), quienes devoraran a algunos de ellos10. En todos
estos y otros casos los contratos fijaban quienes eran los responsables de lo
sucedido y a quién había de cargar el costo de las pérdidas ocasionadas.
CONTEXTO HISTÓRICO
Una vez visto de una manera muy somera el desarrollo de los acontecimientos
es necesario que nos acerquemos más específicamente al tema con
el fin de poder mejor interpretar el contexto histórico, espacial y económico
que rodean estas singulares migraciones pecuarias.
En un primer momento hemos de observar el punto de partida de estas
migraciones. En concreto, éste se sitúa, tal y como puede apreciarse en el
plano adjunto, en una serie de localidades ubicadas principalmente en la
parte alta-media de las cuencas de los ríos Leza y Cidacos, en la vertiente
septentrional del Sistema Ibérico. Una zona muy montañosa, aunque con
9 AGG. PT. Leg. 2.874, fol. 70.
10 En un contrato establecido en 1598 entre varias localidades alavesas para traer a pastar sus
cerdos en los bosques de una localidad guipuzcoana (Ikaztegieta) se apunta con claridad que
“y asi mesmo pusieron por condiçion que si alguno o algunos puercos se perdieren y
enagenaren o los llebare alguno urtados de manera que no se pueda haver rrastro dellos
...los pagaran lo que dixeren que mereçen dos personas entradas puestas por ambas partes”.
AGG. PT. Leg. 979, fol. 79.
En otro contrato similar establecido esta vez entre dos localidades guipuzcoanas (Itsaso y
Zaldibia) en el año 1601 se apunta claramente a quién le corresponde la responsabilidad en
caso de muerte de los animales : “si alguno moriere de enfermedad que no sea contagiosa lo
ayan de salar y benefiçiar a costa del dueño de la hazienda y si moriere de enfermedad
contagiosa o de lobos, osos dando bastante ynformaçion sean libres y no la dando paguen el
balor en la forma susodicha”.
AGG.PT. Leg. 2.845, fol. 21-22 (4 de noviembre de 1601).
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