(Cerdagne) : conflits de propriété et d'usage - Centre de Recherches ...

LOS RECURSOS NATURALES EN LOS PIRINEOS ARAGONESES…
ganado entre las tierras altas y los fondos de los valles para aprovechar al
máximo los recursos en pastizales eran un hecho común en el siglo X, como
subraya un documento de Sancho Garcés II, fechable hacia 988-989, en el
que estipuló su protección sobre los rebaños del monasterio sobrarbés de San
Pedro de Taberna, de modo que los monjes « lleven a pastar sus animales
donde quieran – dice el monarca en el texto – y que nadie se atreva a
robárselos ». Este documento fue copiado en el siglo XII y en él se
introdujeron leves cambios que estimamos muy interesantes. En efecto, el
copista añadió « que los ganados del citado monasterio y sus animales de
carga pasten siempre donde quieran y hagan sus cubilares, y pazcan tanto en
la montaña como en España, que no les esté prohibido ningún lugar »21. Otra
interpolación, también del siglo XII, deslizada en un documento por el que
Pedro I eximía de impuestos a los ganados del monasterio de San Juan de la
Peña « en cualquier lugar de todo mi reino al cual acudiesen a pastar »,
añade algún matiz interesante : los « señores » de San Juan de la Peña y sus
villanos estaban exentos en aquellos lugares a los « que fueran a pastar en
invierno y en tiempo de verano »22. Los dos detalles, incluir a los villanos y
especificar la diferencia entre pastos veraniegos e invernales, nos indican
que no sólo el monasterio estaba interesado en la trashumancia, sino que los
grupos campesinos de la montaña la empezaban a practicar del mismo modo.
La distinción entre lugares de pasto según las distintas estaciones del año
supone, en la práctica, la misma constatación que aportaba el añadido del
texto de San Pedro de Taberna : que los circuitos entre la región del Ebro y
los valles pirenaicos comenzaban a estar plenamente operativos.
Estas interpolaciones refuerzan las informaciones que ofrecen otros
documentos, concernientes a los altos valles pirenaicos. Así, en 1122, los
otra parte, hasta Aso, según las aguas vierten hacia Lecherín », A. UBIETO ARTETA,
Cartulario de San Juan de la Peña, I, Valencia, 1962, nº 56. Un siglo más tarde, cuando
comenzaba a hacerse palpable la competencia por los pastos, Santa Cristina de Somport
consiguió de Alfonso I la donación de la “estiva” real de Valserola en el valle de Tena : J. A.
LEMA PUEYO, Colección Diplomática de Alfonso I de Aragón y de Pamplona (1104-1134),
San Sebastián, 1990, nº 153 (1125, mayo).
21 A. UBIETO ARTETA, Documentos reales navarro-aragoneses hasta el año 1004,
Zaragoza, 1986, nº 64 y 65.
22 A. UBIETO ARTETA, Colección Diplomática de Pedro I de Aragón y Navarra,
Zaragoza, 1951, nº 17. Otros monasterios se aprestaron a solicitar a los monarcas la
corroboración de antiguos privilegios (lo que no significa necesariamente auténticos), como
hicieron los monjes de Santa Cristina de Somport en 1169, cuando arrancaron al rey, entre
otros privilegios, “que todo su ganado pazca por todo mi reino, todas mis estivas, todos mis
montes y selvas. Y que cualquier hombre o mujer que les embargue sus acémilas [se refiere a
las de los pastores del monasterio] pierda su amor y me satisfaga mil sueldos” : A. I.
SÁNCHEZ CASABÓN, Alfonso II rey de Aragón, conde de Barcelona y marqués de
Provenza. Documentos (1162-1196), Zaragoza, 1995, nº 73 (1169, noviembre).
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