(Cerdagne) : conflits de propriété et d'usage - Centre de Recherches ...

J. F. UTRILLA, C. LALIENA & G. NAVARRO
evaporarse, obtenida la sal, se depositaba en unos almacenes temporalmente
hasta que, finalizado el período estival, se llevaba a un almacén general. La
documentación del siglo XIV cita “adulas, puços, acuacuellyos e
mastacuatas e muerra” como partes de las instalaciones de las salinas de
Naval, necesarias en la producción de sal. De esa manera, el monasterio de
San Juan de la Peña pudo asegurarse un suministro suficiente para sus
necesidades y las de las poblaciones que dependían de él93.
IDENTIFICACIÓN DE UNA INDUSTRIA RURAL DISPERSA
Un último fenómeno observable en las tierras aragonesas septentrionales
a la hora de hablar de la transformación de los recursos naturales es la
génesis de una auténtica manufactura rural, presente en algunos valles y
lugares del territorio pirenaico y centrada en la producción de tejidos baratos
y paños de la tierra, o bien en el despliegue de una permanente actividad
constructora. En hipótesis, para el desarrollo de este fenómeno no fue tan
importante la situación de señorío o realengo vigente en la zona, como la
existencia de un sector empobrecido dentro del campesinado autóctono o
extranjero que se vio obligado a trabajar a tiempo parcial para sobrevivir,
como sucede por ejemplo con la presencia de algunos artesanos itinerantes
que cruzaron al otro lado de los Pirineos desde las tierras del sur de Francia
para trabajar en las aldeas aragonesas. Por añadidura, un segundo factor
coadyuvante al origen de una manufactura rural dispersa debió ser la proximidad
de poblaciones con escasa tradición industrial que, por ese motivo, no
pusieron frenos a las nuevas formas de trabajo a domicilio desarrolladas en
los campos circundantes. Sea como fuere, estamos ante otro elemento dinamizador
de la economía montañesa, novedoso en ámbito rural y que debe
tenerse muy en cuenta para la proyección de futuras investigaciones.
Teniendo como fondo de interpretación esas premisas, hay que señalar
que la única población de los Pirineos aragoneses que podía ser capaz de
asumir cierto liderazgo en la organización productiva de su entorno era Jaca.
Desde el siglo XIII se puso de manifiesto la iniciativa de la monarquía por
proteger la industria textil local. Jaime I ordenaba en 1219 que nadie se
atreviera en esta villa a preparar paños crudos, o adobarlos, a no ser que
93 A. I., LAPEÑA PAUL, “San Juan de la Peña y la posesión y explotación de salinas” en
Aragón en la Edad Media, VI (1984), pp. 155-173. Véase también P. CAJAL
SAZATORNIL, “Naval, sus salinas y su temporal señorío” en Actas del VII Congreso
Internacional de Estudios Pirenaicos, Jaca, 1983, pp. 187-200 ; y F. CASTILLÓN
CORTADA, “Las salinas de Aguinaliu, Calasanz, Juseu y Peralta (Huesca)” en Argensola, 99
(1985), pp. 69-90.
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