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prohijados o manifestaron que fueran los responsables de la
identificación, interrogatorios y desaparición de las presuntas
víctimas.
Ahora, en cuanto la existencia de prueba indiciaria grave contra sus
prohijados, apoyado en una extensa cita de la obra “Lógica de las
Pruebas en Materia Criminal”, de Nicola Framarino Dei Malatesta,
resalta el deber del funcionario judicial de mencionar cuál es el
hecho indicador que ha demostrado dentro del proceso y cuál es la
regla de experiencia empleada para llegar al hecho indicado. En
otras palabras se debe indicar expresamente la manera como se
construye el indicio, so pena de incurrir en falta de motivación que
conduciría a una eventual nulidad.
Señala que para el ente acusador está probada la desaparición de
11 personas, sin que, en su sentir, dentro del plenario se evidencie
prueba de ello, así como tampoco obra prueba que genere certeza
en cuanto a que sus prohijados recibieron a dichas personas, las
interrogaron, elaboraron las listas y menos que posteriormente las
desaparecieron.
Considera el togado que todas las pruebas relacionadas por el ente
instructor, con las cuales se sustenta la acusación en contra de sus
prohijados, tienen una particularidad y una semejanza, y es que de
su valoración, ninguna deriva responsabilidad penal a sus
patrocinados ni tampoco logran probar la teoría del caso de la
Fiscalía, por cuanto dentro de la gran cantidad de declaraciones,
injuradas y exhibición de videos que obran en el plenario nunca se
hizo alusión directa y plena individualización e identificación de los
sargentos.
Frente al testimonio de EDGAR VILLAMIZAR ESPINEL y la prueba
grafológica ordenada por este Despacho con el fin de establecer si