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separar y aislar a los no identificados plenamente, como eran las
instrucciones impartidas a través de Arcano 5, coordinar el manejo
de los sospechosos, tratar de obtener información útil para generar
inteligencia estratégica y de combate, que era la razón natural y
ordinaria de la Sección 2 de la Brigada, así como la que permitiera
identificar posibles infiltrados entre los rehenes, y, en fin, llevar a
cabo el filtro del que habló el Coronel PLAZAS VEGA para evitar
que algún guerrillero lograra evadirse.
Es de asumirse que el oficial cumplió cabalmente su misión y por
eso para él no puede ser extraño ni desconocido la conducción al
segundo piso de la edificación de personas señaladas de ser
sospechosas, ni la identificación positiva obtenida respecto de una
mujer, abogada, señalada de ser parte del grupo insurgente.
Tampoco puede ignorar el traslado de personal sospechoso a
instalaciones militares o de policía a efectos de ser sometidos a
otros interrogatorios, pues como él mismo lo dio a conocer, sabía
que “Cuando había retenidos de cualquier naturaleza, no estoy hablando del
Palacio de Justicia, cuando había retenidos de cualquier naturaleza, se llevaban
a la Escuela de Caballería, porque allá existían las celdas o calabozos para
tener a esos retenidos, en las instalaciones del Cuartel General, no existía
ninguna celda, ni calabozos, ni pieza de retenidos, por ejemplo, cuando yo hice
una operación que era de mi blanco contra el grupo Ricardo Franco, los
detenidos después de los allanamientos se llevaron a la Escuela de Caballería y
como eso sí era de mi blanco, allí estuve yo, dirigiendo los interrogatorios”.
Por eso las labores de OSCAR WILLIAM VASQUEZ comenzaban
antes de las puertas de la Casa Museo, como se desprende de la
declaración de JOSÉ JAIME PALACIOS, Magistrado de la Sala
Penal, esposo de MARÍA LYDA MONDOL DE PALACIOS, cuando
señaló que “… les manifesté a los colegas que me acompañaran a la Casa
del Florero, sitio a donde estaban llegando las personas evacuadas; para llegar