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no tiene conocimiento que al segundo piso de la mencionada casa
hayan sido llevadas personas sospechosas de ser guerrilleras.
Afirmaciones desmentidas por el abundante caudal testimonial
recepcionado a lo largo de la investigación dando a conocer cómo al
segundo piso del museo eran conducidas personas consideradas
sospechosas de pertenecer o ser auxiliadores del M-19, donde se
les mantenía aisladas, contra la pared e incluso se les sometía a
malos tratos de palabra y obra.
Igual las comunicaciones cruzadas entre EDILBERTO SANCHEZ
RUBIANO y LUIS CARLOS SADOVNIK SÁNCHEZ infirman lo
sostenido por el procesado, cuando el Comandante del B-2 da
cuenta al segundo al mando que tenían a una mujer que ya estaba
reconocida por todo el personal, indicando esto que en la Casa del
Florero sí había personas señaladas de ser guerrilleros y que sí
hubo señalamientos en ese sentido por las personas reunidas allí;
desprendiéndose de esto, además, que la labor de controlar y
verificar la identidad de los evacuados obviamente no se restringía a
preguntarles por su cédula de ciudadanía y registrarlos en listas
elaboradas a mano.
Si OSCAR WILLIAM VÁSQUEZ no da cuenta de esas situaciones,
con toda seguridad no es porque no las haya presenciado sino por
querer intencional y voluntariamente callarlas, ocultarlas, evadiendo
suministrar explicaciones sobre el particular y en especial sobre la
suerte final de esas personas.
Las funciones encomendadas al, para entonces Capitán, OSCAR
WILLIAM VASQUEZ, ciertamente iban más allá de limitarse a llenar
listas con los nombres de los evacuados de Palacio, y menos, como