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cualquier naturaleza, no estoy hablando del Palacio de Justicia, cuando había
retenidos de cualquier naturaleza, se llevaban a la Escuela de Caballería,
porque allá existían las celdas o calabozos para tener a esos retenidos, en las
instalaciones del Cuartel General no existía ninguna celda, ni calabozos, ni
pieza de retenidos, por ejemplo, cuando yo hice una operación que era de mi
blanco contra el grupo Ricardo Franco, los detenidos después de los
allanamientos se llevaron a la Escuela de Caballería y como eso sí era de mi
blanco, allí estuve yo, dirigiendo los interrogatorios” 128 .
De manera, es claro que personas sacadas con vida del Palacio de
Justicia por miembros del Ejército y de los diferentes cuerpos de
seguridad del Estado que participaron en la operación de retoma de
la edificación fueron conducidas a la Casa del Florero, donde se les
consideró sospechosos de pertenecer o ser colaboradores del grupo
subversivo M-19; siendo remitidos a las instalaciones de la Decimo
Tercera Brigada, específicamente algunos al sector de las
caballerizas de la Escuela de Caballería, donde funcionaba un área
reservada a cargo del B-2, destinada para llevar a cabo
interrogatorios, y a otras dependencias militares o de policía en las
que igual se les sometía a interrogatorios.
Así, no es de recibo el planteamiento en punto a que los traslados
de personal rescatado del Palacio a dependencias militares o de
policía obedecieran simple y llanamente a tareas de verificación de
identidad y de cotejo de eventuales antecedentes.
La finalidad, como se hace palpable, era someter a esas personas a
interrogatorios más profusos y “especializados”, bajo un tratamiento
más severo, agresivo y violento del que ya de por sí se les brindaba
a los sospechosos o especiales en la Casa del Florero, donde a
más de mantenerlos con los brazos en alto, mirando contra la pared,
128 Folio 53 Cuaderno 12 de Instrucción.