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CARLOS AUGUSTO RODRIGUEZ VERA y BERNARDO BELTRAN
HERNANDEZ, de quienes, como se ha declarado en este fallo, se
sabe salieron con vida del Palacio de Justicia y quedaron bajo
control de las fuerzas militares.
OSCAR WILLIAM VÁSQUEZ RODRÍGUEZ no podía desconocer las
órdenes especiales y terminantes existentes y provenientes de
mandos superiores, pues actuó de cerca, coordinadamente y bajo
dirección directa del Coronel EDILBERTO SANCHEZ RUBIANO,
quien era perfecto sabedor de las instrucciones complementarias y
terminantes dispuestas respecto de las personas sospechosas de
pertenecer al grupo asaltante y la directriz de desaparecimiento
trazada y comunicada por LUIS CARLOS SADOVNIK SÁNCHEZ, y
su absoluta pasividad para garantizar los derechos de las personas
puestas bajo su control es muestra de su adhesión al designio
criminal, sin tampoco poder escudarse en la obediencia debida.
Pero aquí, más que sólo omitir su deber jurídico de impedir la
materialización de un resultado típico desconociendo su posición de
garante, lo que se observa es un acto positivo de permitir que por
manos de otros se ejecutaran esas órdenes o instrucciones
complementarias terminantes, claras, precisas, concluyentes e
indiscutibles, entregando a otros agentes de los organismos de
seguridad del Estado a las personas puestas bajo su control, para
que se hiciera efectivo ese tratamiento complementario previsto
desde esferas superiores de poder.
No olvidemos que por disposición de su inmediato superior, a
OSCAR WILLIAM VASQUEZ se le asignó el control de las personas
evacuadas del Palacio de Justicia, y como tal era de su resorte
establecer el manejo para cada una de ellas según su condición.
Ciertamente en el lugar actuaron miembros de otras instituciones