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edificación judicial, para lo que se contaba con personal de la Cruz
Roja y la Defensa Civil.
En sus manos estaba, a más de generar inteligencia estratégica,
táctica y de combate sobre enemigo, tiempo y terreno, establecer un
filtro de control para identificar posibles miembros del grupo
asaltante y evitar su eventual evasión. Detectar y manejar posibles
sospechosos para ponerlos bajo retención y tomar las decisiones
pertinentes.
Por eso, en palabras del General JESÚS ARMANDO ARIAS
CABRALES, “… su labor … requería mayor verificación y análisis”, y en
razón a eso mismo la responsabilidad directa de los sacados con
vida del Palacio recaía sobre él como Comandante del B-2, porque
se le encomendó recibirlos, verificar su identidad y definir su
liberación.
En esas condiciones, tampoco es cierto lo argüido por el sindicado
en cuanto niega tener el control y mando sobre los miembros de
otros organismos de seguridad presentes en el lugar, pues como lo
ponen de manifiesto el Coronel PLAZAS VEGA y el General ARIAS
CABRALES, estos actuaron en apoyo y colaboración del B-2, bajo
su dirección y control, como el mismo Coronel EDILBERTO
SANCHEZ lo reconoció antes de ser vinculado como procesado a
esta actuación, cuando en declaración del 17 de enero de 1986 ante
el Juzgado Treinta de Instrucción Criminal Ambulante precisó que
para el desarrollo de la misión a él encomendada en la Casa del
Florero en cuanto a la recepción, registro e identificación de los
rehenes rescatados del Palacio de Justicia contó con el apoyo de