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Señala que la Fiscalía manifiesta que esas no podían ser las
actividades de un capitán, demostrando desconocer la organización
y funciones militares, asumiendo que su tarea era la de secuestrar
personas para luego desaparecerlas y por éste motivo lo vinculó
mediante indagatoria.
Refiere que el Coronel EDILBERTO SÁNCHEZ RUBIANO no le dio
órdenes de retener o custodiar, mucho menos de desaparecer,
secuestrar, asesinar o torturar a persona alguna dentro de la Casa
del Florero, tampoco después de terminada la operación; resaltando
que “nunca recibí la orden de desaparecer a nadie, no me fue entregada la
custodia de ninguna persona retenida”, por tanto nunca tuvo bajo su
control personas de las llamadas en este proceso “especiales”, como
tampoco observó detenidos aislados en cuartos o salones de la
Casa del Florero y menos clasificó a nadie con el rótulo de
subversivo o delincuente.
Considera que no existe absolutamente ninguna prueba que
demuestre la comisión de “atropello o acción” alguna contra las
personas que a ese lugar llegaron, precisando que dentro del
proceso toda la carga acusatoria va dirigida contra el Ejército
Nacional y el B-2 por ser el organismo de inteligencia, también
contra el “señor General ARIAS”, Comandante de la Brigada, por ser
quien dirigía la operación, el “señor Coronel PLAZA”, por haber
penetrado con sus tanques la barrera interpuesta por el M-19 y por
su frase “Defendiendo la democracia maestro”, y el “COICI” que no tuvo
ninguna participación, más que la de llevar un álbum.
Cuestiona el por qué no están siendo procesados también los
miembros de la Policía Nacional y los del Das que igual estuvieron
sacando listas del personal liberado, o los jefes y agentes del F-2