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contiene el testimonio de unos soldados que participaron en la
operación retoma y dieron cuenta de la presencia de personas que
se encontraban en el Palacio de Justicia y estarían siendo
sometidas a tortura en la mencionada instalación militar.
Considera que dentro de este contexto es relevante hacer mención
a la declaración de CESAR SÁNCHEZ CUESTA, funcionario de la
Alcaldía de Bogotá para la época de los hechos, quien, aducen,
reconoció a CARLOS RODRÍGUEZ ingresando a la Casa del
Florero el 7 de noviembre, y al día siguiente, en compañía del padre
y de la esposa del señor RODRÍGUEZ, se desplazaron al Cantón
Norte para indagar por la suerte del mencionado, sin obtener
resultados positivos.
Para la representación de las víctimas, atendiendo las pruebas
testimoniales obrantes en el expediente, se pudo establecer que
varias de las personas que salieron del Palacio fueron conducidas al
Cantón Norte o al Batallón Charry Solano después de su ingreso
como “especiales” al Museo y de no registrarse en la lista de
personas liberadas, existiendo casos en donde, además de la
detención arbitraria, fueron sometidos a malos tratos e incluso a
torturas, previo a ser puestas en libertad por la mediación de algún
conocido y con influencia para interceder a su favor ante las
autoridades militares, citando como muestra los casos de YOLANDA
SANTODOMINGO y EDUARDO MATSON y el grupo de
conductores entre quienes se encontraba el señor CANTOR que
trabajaba con el entonces Consejero JAIME BETANCUR.
Realizan un recuento de las once personas desaparecidas, de
quienes se afirma se encontraban en las instalaciones del Palacio
de Justicia y salieron vivas de allí, sin que exista razón para afirmar
que fueron alcanzadas por la conflagración.