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Por tanto, como del material allegado ilegalmente a la actuación se
desconoce la fecha de producción, limitándose a señalar “El
contenedor”, las conclusiones son sesgadas e inexactas.
Para la defensa el dictamen adolece de fallas tanto de orden
procedimental para el abordaje de un estudio grafológico de firmas,
como de aspectos propios de la pericia y desde el punto de vista
técnico y científico.
Se limita a señalar la existencia de semejanzas en elementos
morfoestructurales y dinamográficos que no explica en qué
consisten, ni cómo se comportan tanto en la firma de duda como en
las escasas muestras patrones que tomó para confrontación,
destacando la falta de idoneidad del perito o su deseo de arribar a
una conclusión conveniente, pese a no contar con los elementos
necesarios para tal fin, comparando una firma ilegible o siglada,
como la plasmada en la declaración objeto de controversia, con
firmas patrones legibles, error imperdonable para un experto
grafológico forense.
El perito utilizó como muestras patrones firmas de EDGAR
VILLAMIZAR ESPINEL en las cuales escribe su nombre de manera
perfectamente legible y esto es reiterativo a través del material
manuscritural tomado como muestras indubitadas, en tanto que la
firma de duda es de tipo ilegible, en la cual solo se pueden distinguir
un elemento gráfico alfabético cual es la letra “d” minúscula de tipo
cursivo. Los demás elementos gráfico manuscritos plasmados en la
firma de duda son trazos caprichosos que no corresponden a formas
alfabéticas puras o distinguibles dentro del alfabeto.
Reiteran que uno de los requisitos del material de estudio es la
similitud en el estilo caligráfico, ya que no se puede confrontar un