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Para el caso, el manejo de la evidencia estuvo acorde con las
disposiciones vigentes, pues los documentos examinados fueron
entregados, unos, directamente por el Juzgado, con su pertinente
cadena de custodia, y otros solicitados por el Juzgado a la Fiscalía
Delegada ante Corte Suprema de Justicia, recibidos por el perito
procedentes del Almacén de Evidencias de la Fiscalía General de la
Nación, de manos del investigador a cargo, debidamente
embalados, rotulados y acompañados de la respectiva cadena de
custodia, lo cual garantiza la continuidad en la manipulación y
posterior entrega del material probatorio.
La idoneidad del perito no se ha puesto en tela de juicio, pues está
certificado como Investigador Criminalístico VII, perteneciente al
CTI, grupo de grafología, con carné N° 4409.
El dictamen y su aclaración o adición presentan una amplia y
completa fundamentación técnica para sustentar sus conclusiones, y
dentro de los demás elementos probatorios obrantes en el proceso,
útiles para apreciar y valorar la experticia, contamos con el
reconocimiento fotográfico realizado por el miembro del CTI, PABLO
ENRIQUE VASQUEZ HERRERA, en cesión de audiencia pública
del 14 de marzo de 2012 (fol. 247 original 11 de la causa- diligencia
contenida en CD marcado como sesión 77), en donde, sobre tres
álbumes confeccionados por el Grupo de Identificación
Especializada, División Criminalística del CTI (cuaderno anexo
original causa N° 15), el testigo identificó positivamente a EDGAR
VILLAMIZAR ESPINEL como la misma persona que se hizo
presente en la Escuela de Caballería el 1° de agosto de 2007 y
rindió ante la Fiscal Cuarta Delegada ante la Corte Suprema de
Justicia la declaración cuya firma dubitada, concluyó luego el
dictamen grafológico DG-672741 del 10 de abril de 2012, “presenta
características gráficas manuscritas que se corresponden o identifican frente a