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pues atendía el autoservicio y por tanto es factible que la hubiese
identificado en concreto al verla en la fila de rescatados del edificio.
Tampoco se trató de CRISTINA DEL PILAR GUARIN CORTES,
dado que ese mismo día la había visto en la mañana atendiendo su
puesto de cajera, de modo que fácil le habría quedado reconocerla
de manera específica, a más que no hay evidencia en cuanto a que,
como cajera, la señora GUARIN CORTES utilizara uniforme en sus
tareas cuotidianas y menos uno similar al usado por las empleadas
de la cocina, y, definitivamente, no era ANA ROSA CASTIBLANCO,
pues de conformidad con la evidencia procesal murió calcinada en
el cuarto piso de la edificación.
Ciertamente la referencia hecha por JULIA ALBA NAVARRETE no
es concluyente ni asertiva en sí misma, por cuanto no conocía a
LUZ MARY PORTELA LEÓN al ser una trabajadora de adentro, de
la cocina, no expuesta a la vista del público, con poco tiempo de
vinculación, y, como ella misma lo reconoce, además, no la vio muy
bien. Sólo de reojo.
De otro lado, no se puede tener como corroboración de
identificación lo sostenido por otros deponentes como TULIO
CHIROLLA ESCAÑO, CARLOS ARIEL SERRANO y ORLANDO
ARRECHEA OCORO, en tanto, si bien coinciden en haber visto
también a un hombre joven, alto y de color, y los dos primeros en
que al parecer la mujer estaba herida, ninguno siquiera asegura
haber visto ni describe a una mujer con características que
eventualmente la relacionaran como trabajadora de la cafetería, ni
expresa ni tácitamente, e incluso se llegan a apartar
sustancialmente de la descripción vertida por NAVARRETE
MOSQUERA.