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No está demostrado que el Coronel EDILBERTO SANCHEZ
RUBIANO haya sido el autor directo o inmediato de las
desapariciones forzadas que se le endilgan, por lo que, para
imputarle el comportamiento por acción, es necesario tener probado
que impartió la instrucción u orden específica de que esas personas
fueran desaparecidas, o, en definitiva, que retransmitió las órdenes
complementarias y terminantes que le recordó el Coronel LUIS
CARLOS SADOVNIK SÁNCHEZ, o que participó en la elaboración,
producción y emisión de esas órdenes.
Aun cuando no hay dentro del expediente ninguna prueba directa,
objetiva y concreta, que expresamente señale al Comandante del B-
2 impartiendo la orden de secuestro o desaparecimiento de
personas; razonablemente es posible inferir que en efecto dio curso
a las instrucciones complementarias terminantes para el manejo y
tratamiento de los sospechosos y con mayor razón de los
identificados como pertenecientes al grupo insurgente; explicándose
así que, luego de habérsele recordado por parte de SADOVNIK la
existencia de esas órdenes terminantes, no apareciera la abogada
que reportó como identificada de ser miembro del M-19.
Dada su condición de Comandante del B-2, a cuyo cargo y
responsabilidad directa eran puestas las personas evacuadas del
Palacio de Justicia y teniendo en cuenta que hay prueba concreta
en punto a que efectivamente él ordenó conducir a las instalaciones
de la Brigada XIII a personas sacadas de la edificación judicial,
supuestamente para que se estableciera plenamente su identidad y
eventuales antecedentes, y que está demostrado que conocía
expresamente las instrucciones existentes respecto de los
sospechosos de hacer parte del grupo asaltante, se puede inferir
que retransmitió al personal a su cargo las órdenes impartidas.