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la comparación que se realizó con los perfiles existentes de los
familiares de los desaparecidos y las conclusiones obtenidas por el
Grupo Forense.
A partir de lo anterior, para la Fiscalía es dable inferir que los restos
óseos objeto de estudio no corresponden a ninguno de los
desaparecidos del Palacio de Justicia, pues al realizar una
valoración sobre las exhumaciones y las pruebas de ADN no se ha
hallado evidencia que puedan corresponder a las personas
desaparecidas.
Las pruebas arrimadas al plenario conducen a demostrar la
materialidad del hecho constitutivo del delito de desaparición
forzada, por cuanto se encuentra establecido que las víctimas, es
decir, las 11 personas enunciadas, salieron con vida del Palacio de
Justicia hacia la Casa del Florero, bajo el control de la fuerza
pública, y después se perdió su rastro.
Respecto de la responsabilidad de los procesados, señala que del
material probatorio se establece como primera medida que eran
miembros del B-2 de la Brigada XIII del Ejército Nacional, organismo
de inteligencia militar, quienes participaron en la recuperación del
Palacio de Justicia con la específica misión de recibir e identificar a
los rehenes liberados que eran conducidos a la Casa del Florero y
tenían asignada una labor de inteligencia consistente en identificar
al “s”, enemigo subversivo para obtener información que permitiera
controlar y evitar más acciones terroristas y desmantelar al grupo
que estaba actuando.
En demostración de lo señalado indica que obran las versiones
suministradas por los ex oficiales EDILBERTO SÁNCHEZ RUBIANO
y ÓSCAR WILLIAM VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, quienes después de