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Indica que en los hechos del Palacio de Justicia no hay
desaparecidos. Hay una gran cantidad de personas “tristemente
asesinadas por los guerrilleros del M-19”, así como quemados,
prácticamente incinerados por el voraz incendio que consumió el
piso donde se encontraban, lo que hizo que los cadáveres no
pudieran ser identificados, tal y como está plenamente demostrado
en el proceso, puesto que si se realiza la suma y resta de las actas
de levantamiento y los informes de necropsias practicadas a los
cadáveres que si fueron identificados y a los incinerados no
identificados, “vemos que sobran personas”.
La Fiscalía se limita a acusar y “a decir hay desaparecidos”, con el fin
de mostrar a la opinión nacional e internacional unos resultados
totalmente falsos, acomodados, contando para ello con el apoyo de
los familiares de las supuestas personas desaparecidas que hicieron
parte del proceso.
Enfatiza en que elaboró las listas en la Casa del Florero, pero ello
no lo convierte automáticamente en un delincuente que desparece
personas, pues todos los enlistados salieron con vida, salvo los que
con el transcurso del tiempo han fallecido por causas naturales,
resaltando que los militares, y específicamente los del B-2, no
desaparecieron ni asesinaron, no salieron de ese lugar durante toda
la operación, no tuvieron a su cargo el manejo de ningún tipo de
detenidos.
Se ha querido “magnificar” el hecho de haber sacado las listas como
prueba reina de la desaparición de las personas, pero todo es
mentira, toda vez que las mismas se obtuvieron para bien de las
personas liberadas y de las autoridades, puesto que era la mínima
estadística que se debía tener, ya que así lo dispusieron diferentes
personas que tenían mando en la operación.