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la toma del Palacio, por instrucciones que recibieron de sus
superiores jerárquicos, hicieron presencia en el lugar, mas no para
desarrollar actividades militares propiamente dichas, sino para el
manejo de los rehenes liberados en la Casa del Florero.
Declaraciones que aparecen corroboradas por el Coronel retirado
LUIS ALFONSO PLAZAS VEGA, quien afirmó que los días de la
operación el B-2 “manejaba el esquema de la Casa del Florero” y que esa
fue una instrucción impartida por el comandante de la Brigada,
General ARIAS CABRALES, al jefe del B-2, Coronel SÁNCHEZ
RUBIANO, y se trataba de una misión legítima de inteligencia, pero
en su desarrollo se cometieron reprobables excesos.
En segundo lugar precisa que, de acuerdo con su especialidad, los
procesados adelantaron en la Casa del Florero labores de
individualización e interrogatorio a los rehenes recatados, pues es
un hecho cierto e irrebatible que los miembros del B-2 de la Brigada
XIII tenían a su cargo el ejercicio de funciones relacionadas con el
acopio y análisis de información de inteligencia, tal como se extrae
de sus propias versiones, esto es, que EDILBERTO SÁNCHEZ
RUBIANO era el oficial de inteligencia al mando de ese grupo;
ÓSCAR WILLIAM VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, LUIS FERNANDO
NIETO VELANDIA, FERNEY ULMARDIN CAUSAYA PEÑA y
ANTONIO RUBAY JIMÉNEZ GÓMEZ pertenecían a esa sección y
se desempeñaban como analistas de los blancos FARC, M-19, ELN
y EPL, respectivamente.
Refiere que como prueba de la presencia de estos activos del B-2
en la Casa del Florero el día de los acontecimientos, así como la
realización de actividades, obra el oficio 0027 del 27 de enero de
1986 que el comandante del B-2 de la Brigada XIII, Teniente
Coronel EDILBERTO SÁNCHEZ RUBIANO, remitió al Juez 30 de
Instrucción Criminal Ambulante, en el cual se relacionó a los