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La sección de inteligencia de la Brigada XIII, conocida como B-2, al
mando del Teniente Coronel EDILBERTO SÁNCHEZ RUBIANO, fue
la responsable durante la operación de hacer las labores de manejo,
control, clasificación e interrogatorio de las personas que eran
conducidas del Palacio de Justicia hasta la Casa del Florero, a
donde eran llevadas custodiadas por efectivos del Ejército.
Aducen que en el desarrollo de las labores de inteligencia en la
Casa del Florero se practicaron interrogatorios y no recibimientos o
simples entrevistas. Interrogatorios que en el caso de las personas
señaladas como “especiales o sospechosas” fueron encargados a
especialistas en la materia, que no eran otros que los miembros del
B-2. Interrogatorios agresivos que implicaban la detención arbitraria
e ilegal y el sometimiento a tratos crueles, los cuales se convertían
en el primer paso de traslados a instalaciones militares, en donde se
usaron álbumes de inteligencia, y para los cuales las órdenes eran
terminantes y que en el caso de IRMA FRANCO, los empleados de
la cafetería y los visitantes ocasionales, desembocaron finalmente
en su desaparición forzada.
Resaltan que respecto de cada uno de los acusados es importante
establecer la formación, mando y experiencia que tenían en labores
de inteligencia y análisis de blancos subversivos, vistiendo de civil y
a cubierta, lo que los ubica en un plano activo en las labores
desarrolladas en la Casa del Florero y no simplemente como
auxiliadores, vigilantes o socorristas, como se ha pretendido
presentar durante el proceso.
Del Mayor OSCAR WILLIAM VÁSQUEZ se aduce ha reconocido
ser quien manipuló y mantuvo en su poder los documentos de
identidad de los estudiantes YOLANDA SANTODOMINGO y
EDUARDO MATSON, quienes fueron torturados en la sede del