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de puñaletas, había dentro de la casa un comedor en mimbre en el segundo
piso, los Jefes hablaban de unas fotos, miraban unas fotos y las comparaban
con el comedor y decían sí, es correcto, donde estuvieron lo subversivos
localizaron un poco de documentos, lo cierto es que los cogieron ellos, y los
llevaron para investigación de ellos…” y al interrogársele sobre quiénes
se encargaron de registrar la casa indicó: “De todas maneras el Capitán
BAYONA y en esos momentos llegó el Mayor PRETEL”.
De lo anterior infiere que en esa actividad no participó el Ejército, ni
operativamente ni a nivel de inteligencia desarrollando
interrogatorios y torturas para obtener información.
Para refutar la afirmación según la cual personal del B2 era el
encargado de recibir en la Casa Museo 20 de Julio a las
personas liberadas del Palacio de Justicia, elaborar listas e
identificarlos, hace alusión a la declaración rendida por
CARLOS RAMOS HERNANDEZ, uno de los celadores del
museo, quien el 9 de diciembre de 1986 afirmó sobre cómo
vestían las personas que ingresaron inicialmente al museo
cuando solicitaron se les prestara el teléfono, “Uniformados sí,
pero no me acuerdo el color del uniforme. Al que llamaba si le decía
General y estaba escoltado por otros de civil, pero no sé cómo sería el
apellido” (cuaderno anexo 44 Fl. 111), para concluir que junto al
personal de la policía se encontraba personal de civil, no reconocido
como del B-2.
El TC. JAIRO ALONSO VELEZ BARRAGAN, de la Policía Nacional,
menciona que se trasladó junto con el General JOSE LUIS VARGAS
VILLEGAS a la esquina de la Casa del Florero y a los pocos minutos
llegó el Comandante de XIII Brigada y se apersonaron de la
dirección del operativo, quedando a la espera de recibir órdenes que
impartiera el General VARGAS. Entre las instrucciones recibidas