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En el corredor mencionado, los soldados que avanzaban ocupando el sector,
hallaron tortas o pasteles que, hambreados, consumieron a pesar de naturales
recelos sobre trampa o "cazabobos" como ellos denominan los artefactos
dispuestos para destruir soldados incautos. Estos pasteles tuvieron que ser
llevados de la cafetería y no parece probable que tengan origen distinto a la
fábrica de la proveedora, señorita Esguerra, quien minutos antes acababa de
surtir la despensa del establecimiento” (subrayado ajeno al original).
Ese episodio lo extracta el Tribunal de la declaración del soldado
MANUEL EDUARDO BECERRA ROJAS, rendida ante el Juez 77 de
Instrucción Criminal, y tal como lo hacen hoy día quienes niegan la
existencia de desaparecidos en los acontecimientos del Palacio de
Justicia, lo considera un hecho indicador del traslado de los
ocupantes de la cafetería al cuarto piso.
Asumiendo como cierto que esas “tortas o pasteles” eran de los
distribuidos por NORMA CONSTANZA ESGUERRA y realmente
fueron encontrados por los soldados, tirados en el corredor del
tercer piso, puede inferirse razonablemente que al comenzar la toma
la señora ESGUERRA estaba en ese sitio y ciertamente pudo haber
subido al cuarto piso buscando escapar del intenso intercambio de
disparos desatado desde un inicio en el sótano y el primer piso.
Si eso fue así, bien pudo darse el deceso de NORMA CONSTANZA
ESGUERRA en el cuarto piso y sus restos podrían corresponder a
los relacionados en el acta de levantamiento 1171 y el protocolo de
necropsia 3805; de suerte que, sumado eso a las sustanciales
inconsistencias en la entrega de ese cadáver (de sexo femenino),
junto con el reconocimiento de parte de la señora ELVIRA FORERO
DE ESGUERRA de los objetos vinculados a esos restos como
pertenecientes a su hija, con todo y lo frágil que se muestra, se abre
un margen importante de duda en punto a la supervivencia de