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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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SÓCRATES NOLASCO | EL CUENTO EN SANTO DOMINGO – <strong>TOMO</strong> II<br />

Doña Margarita iba a tener el primer hijo <strong>de</strong> su matrimonio, cuando llegó el momento<br />

<strong>de</strong> dar a luz, lo perdió.<br />

De resultas <strong>de</strong>l alumbramiento, quedó muy enferma, y un día estuvo grave. Opinaron<br />

los galenos que moriría, y se la dispuso para la confesión y recibir los auxilios <strong>de</strong> buena<br />

cristiana.<br />

Fue el padre Felipe a recibir la confesión general <strong>de</strong> la enferma.<br />

Solos ambos en el amplio aposento, ante la imagen <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor, hizo doña Margarita<br />

la relación <strong>de</strong> toda su vida pecadora al padre Felipe, quien, ante la revelación <strong>de</strong>l secreto <strong>de</strong><br />

su existencia, se arrojó a los brazos <strong>de</strong> su madre, <strong>de</strong>rramando ambos copiosas lágrimas en<br />

medio <strong>de</strong> la más profunda emoción, mezclada <strong>de</strong> alegría y <strong>de</strong> pesar.<br />

Al oír el coronel Uribe, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pieza contigua, los sollozos y los ayes, abre con cautela la<br />

puerta y presencia aquel cuadro que creía <strong>de</strong> aterradora realidad para la ofensa <strong>de</strong> su honra.<br />

Rápidamente empuña su espada, y se avanza sobre el sacerdote, atravesándole por la<br />

espalda el corazón, exclamando:<br />

—¡Muere! ¡Infame! ¡Traidor!…<br />

Doña Margarita, sobre cuyo rostro saltó la sangre <strong>de</strong>l padre Felipe, hace esfuerzos para<br />

levantarse y grita:<br />

—¿Qué has hecho? ¡Has matado a mi hijo!…<br />

—¿Tu hijo?… exclamó el coronel Uribe. –¿Tú hijo?…<br />

Y atónito, aterrado, con los ojos saliéndose <strong>de</strong> las órbitas, pálido, vacilante, contempla aquel<br />

cuadro; ve que su esposa cae también exánime, y algo como el soplo <strong>de</strong> la locura pasa por su<br />

espíritu. Vuelve entonces la punta <strong>de</strong> la espada hacia su pecho, hiriéndose con furia; y cayendo<br />

a los pies <strong>de</strong>l ensangrentado lecho conyugal, murmura, entre los estertores <strong>de</strong> la agonía<br />

—¡Perdón, Dios mío, para mí y para mi pobre Margarita!<br />

<br />

Pasó todo aquello rápidamente. Los comentarios diversos y contradictorios fueron el<br />

tema <strong>de</strong> todas las conversaciones durante mucho tiempo.<br />

Y el secreto pavoroso quedó sellado con las lápidas misteriosas <strong>de</strong> tres tumbas en la<br />

necrópolis <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Cuba! 1<br />

JOSÉ MARÍA PICHARDO (NINO) (N. 1888)*<br />

El forastero<br />

José Paniagua se levantó <strong>de</strong> improviso <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> juego musitando algo por cierto no<br />

muy agradable. Al mismo tiempo Paco Marmolejo arrojó las barajas al suelo y <strong>de</strong>senfundando su<br />

revólver le hizo un disparo a quema ropa. El proyectil rasguñó el robusto cuello <strong>de</strong> José, yendo<br />

a romper con gran<strong>de</strong> estrépito varias botellas <strong>de</strong> ron en el aparador <strong>de</strong> la próxima cantina. Sin<br />

pérdida <strong>de</strong> tiempo Paniagua le hizo fuego a su agresor, hiriéndolo mortalmente.<br />

El inci<strong>de</strong>nte sobrevino tan rápidamente que nadie pudo intervenir para evitarlo. Pocas<br />

personas lo presenciaron, porque ocurrió ya <strong>de</strong> madrugada, y sólo unos cuantos jugadores<br />

1 Este cuento se consiguió por cortesía <strong>de</strong>l Dr. Vetilio Alfau Durán.<br />

*José María Pichardo: Periodista. Autor <strong>de</strong> un v. <strong>de</strong> cuentos: Pan <strong>de</strong> Flor, y Tierra a<strong>de</strong>ntro, novela –1917–; De Pura<br />

Cepa: narración –1927–.<br />

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