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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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cuenta, y para confundir más a su mujer, que nunca le había oído expresarse en tal forma,<br />

dijo en alta voz lo que pensaba. Que fue esto:<br />

—Dió no le falta al pobre, Eloísa ¡Vea que traer este temporal pa ayudarnos!<br />

Y se quedó con la mirada perdida en el cuadro <strong>de</strong> cielo que se veía a través <strong>de</strong> la puerta,<br />

quizá esperanzado en que viniera otro mal tiempo tan generoso como el que acababa <strong>de</strong><br />

pasar.<br />

El Socio<br />

Juan BoSCH | MÁS CuEntoS ESCRItoS En EL EXILIo<br />

Justamente a una misma hora, tres hombres que estaban a distancia pensaban igual<br />

cosa.<br />

En su rancho <strong>de</strong>l Sabanal, negro Manzueta maquinaba vengarse <strong>de</strong> don anselmo y<br />

calculaba cómo hacerlo sin que el Socio se diera cuenta <strong>de</strong> lo que planeaba; en la cárcel <strong>de</strong>l<br />

pueblo Dionisio Rojas cavilaba cómo matarlo, tan pronto saliera <strong>de</strong> allí, y <strong>de</strong> qué manera se<br />

las arreglaría para que el Socio no saliera en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> aquel odiado hombre; en su bohío<br />

<strong>de</strong> la Gina, sentado en un catre, el viejo adán Matías apretaba el puño lleno <strong>de</strong> ira porque<br />

no hallaba el medio <strong>de</strong> matar a don anselmo sin que el con<strong>de</strong>nado Socio se enterara y pretendiera<br />

evitarlo.<br />

Boca arriba en su barbacoa, el negro Manzueta fumaba su cachimbo y meditaba. no<br />

veía cómo recobrar sus tierras. Los agrimensores llegaron con polainas y pantalones amarillos,<br />

con sombreros <strong>de</strong> fieltro y espejuelos; cargaban palos <strong>de</strong> colores y un aparato pequeño<br />

sobre tres patas; estuvieron chapeando, y aunque él sospechó que en nada bueno andaban,<br />

se quedó tranquilo para no tener líos con la autoridad. a<strong>de</strong>más, ¿qué miedo iba a tener?<br />

Esas tierras eran suyas; el viejo Manzueta las había comprado a peso <strong>de</strong> título, las heredó el<br />

hijo <strong>de</strong>l viejo –su taita–, y luego él.<br />

Don anselmo estuvo un día a ver el trabajo <strong>de</strong> los agrimensores y llegó hasta el rancho.<br />

—andamos aclarando esto <strong>de</strong> los lin<strong>de</strong>s, Manzueta –dijo.<br />

Y el negro Manzueta no respondió palabra. Estaba contento <strong>de</strong> que lo visitara don<br />

anselmo, el dueño <strong>de</strong> medio mundo <strong>de</strong> tierras. Estuvo observándole la mulita, inquieta<br />

como mariposa.<br />

—¿Esa fue la que trajo en camión <strong>de</strong> San Juan? –preguntó.<br />

Don anselmo no <strong>de</strong>bió oírlo; miraba gravemente el trabajo.<br />

—Bájese pa que tome café, don –invitó el negro.<br />

El visitante no quiso bajarse porque andaba apurado. apurado… Lo que pasaba era que<br />

le remordía la conciencia. Le quitó sus tierras, así como si tal cosa. Los agrimensores hablaron<br />

hasta <strong>de</strong>cir “ya”, y el negro Manzueta se negó a enten<strong>de</strong>r explicaciones. Él sólo sabía que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la quebrada <strong>de</strong>l Hacho para arriba todo era suyo, y lo <strong>de</strong>más no le importaba.<br />

tuvo que importarle, sin embargo. un día llegaron los peones –ocho, armados <strong>de</strong> colines,<br />

y el capataz <strong>de</strong> revólver– y tiraron la palizada a la brava. Bueno… Para algo un hombre es<br />

un hombre, y fuera <strong>de</strong> esas tierras que le habían quitado el negro Manzueta no tenía casi<br />

qué per<strong>de</strong>r. Pegado <strong>de</strong> su cachimbo, cavilando, veía entrar las sombras en su mísero rancho.<br />

En la puerta, flaco y torvo, el perro cazaba moscas; afuera la brisa hacía sonar las hojas <strong>de</strong><br />

los plátanos. un tórtola cantó, sin duda en el roble <strong>de</strong> la vereda.<br />

—Hay que arreglar primero lo <strong>de</strong>l Socio –se <strong>de</strong>cía Manzueta mientras, rehuyendo las<br />

durezas <strong>de</strong> los varejones, daba vueltas en la barbacoa.<br />

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