03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CoLECCIón PEnSaMIEnto DoMInICano | Vo l u m e n II | CuEntoS<br />

Y ella también estaba esa noche más adornada que <strong>de</strong> costumbre: estrenaba un<br />

trajecito blanco con chambra y falda <strong>de</strong> aran<strong>de</strong>las; una mantilla rosada, y un ramito<br />

<strong>de</strong> clavellinas matizadas en el pelo ¡Qué muchacha! olía a gloria y era <strong>de</strong> chuparse los<br />

<strong>de</strong>dos. Pero urgía proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> firme y rápidamente, porque la cosa iba <strong>de</strong> largo: acababa<br />

<strong>de</strong> ver la señal <strong>de</strong> que hablaban en el monte, saliendo ella con pretexto <strong>de</strong> ir por<br />

agua al río. Y para ganar tiempo resolvía ponerlo en conocimiento <strong>de</strong>l vale Pedro, cosa<br />

<strong>de</strong> que espantara a Julián y vigilara a Rosa, en lo que él i<strong>de</strong>aba algo que le asegurara la<br />

posesión <strong>de</strong> la muchacha.<br />

al <strong>de</strong>sembocar a un recodo <strong>de</strong> la vereda se encontró con aquella.<br />

—Bueno día le dé Dio –le dijo Rosa toda asustada. Llevaba su calabazo <strong>de</strong> agua pendiente,<br />

por el agujero, <strong>de</strong>l índice encorvado. Efectivamente había estado conversando en el<br />

monte con Julián, tranquilizándole <strong>de</strong> sus celos <strong>de</strong> Fico, cuando oyeron los pasos <strong>de</strong> éste.<br />

Se le había a<strong>de</strong>lantado, y la turbó encontrarse con él toda sudorosa, ja<strong>de</strong>ante, temiendo que<br />

sospechara algo al verle los colores encandilados y el traje lleno <strong>de</strong> cadillo.<br />

—Bueno día –le contestó Fico acentuando mucho las silabas; y luego añadió:<br />

—¿Qué jeso? ¿Hay arguna laguna en ei monte, que no ba ja bucai agua po la berea?<br />

—no, jue que…<br />

—Si, ya se lo que e. agora memo iba a <strong>de</strong>síselo a tu taita, poique ésa no son cosa <strong>de</strong><br />

donseya honeta. Qué poibení te quea co nese arrancao que no tiene conuco y anda <strong>de</strong> fieta<br />

en juego y <strong>de</strong> juego en fieta. Poique yo sor claro: <strong>de</strong> dai un mai paso se da con quien <strong>de</strong>je:<br />

con hombre que sean batante pa yebai qué comé y qué betí.<br />

—Pero, general si yo con ninguno… tartamu<strong>de</strong>ó Rosa.<br />

—no me digaj na que yo lo sé to. Y como tengo que mirai poi tojute<strong>de</strong>, si no acaban eso,<br />

bor a jasei que recluten pa soidao a Julián.<br />

—¡Binge santa! ¿qué dise uté, generai? a soidao… ¿Y poique? ¿Qué ha jecho ese bendito?<br />

Poi Dio… Déjelo quieto…<br />

Y te atrebej a intereaite por ei alante mí. un bagamundo que no tiene má sembrao que<br />

tre sepe plátano? Cuaiquiea te coje jata tirria. Mira: si diaquí a trej día no sé con seguridá<br />

que lo haj <strong>de</strong>jao, ba pai pueblo. Hor é lune. Ei sábado, o me aj dicho que sí o buela éi co nala<br />

<strong>de</strong> cabuya, camino e Pueito Plata.<br />

La pobre Rosa <strong>de</strong> <strong>de</strong>shizo en lágrimas y ruegos: que no lo persiguiera; que se habían<br />

visto por casualidad, y ella no podía ponerle mala cara a ese cristiano que se había criado<br />

junto con ella; que qué mal le habían hecho ellos para que los tratara como a jíbaros…<br />

Pero no alcanzaba nada. Fico al fin la <strong>de</strong>jó plantada en medio <strong>de</strong> la trilla, recordándole<br />

al volverse su amenaza: ¿Soy o nó autoridad? se preguntaba él. Vamos, Fico, ¿para qué te<br />

ha entregado el mando el Gobierno?… ¡no faltaba más: per<strong>de</strong>rle así el respeto!…<br />

<br />

El sábado siguiente, muy <strong>de</strong> mañanita, iba el pobre Julián entre cuatro cívicos, atados<br />

los brazos a la espalda, guiado como un marrano a la Fortaleza <strong>de</strong> Puerto Plata, don<strong>de</strong> le<br />

meterían en el siniestro Cubo con los criminales más atroces, para luego salir a montar la<br />

guardia y quedar con<strong>de</strong>nado a envejecer bajo un fusil.<br />

En aquella mañana tan hermosa comenzaban sus amarguras. Mientras él ahogaba los<br />

sollozos <strong>de</strong> dolor y rabia, la naturaleza saludaba la dicha <strong>de</strong> vivir con la alegría <strong>de</strong> sus cantos<br />

aurorales. El inmenso azul se teñía <strong>de</strong> franjas purpurinas que asomaban como cabellera<br />

414

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!