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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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CoLECCIón PEnSaMIEnto DoMInICano | Vo l u m e n II | CuEntoS<br />

los “apuntes…”, incluidos en la edición <strong>de</strong> 1962 <strong>de</strong> <strong>Cuentos</strong> escritos en el exilio, que Curiel<br />

leyó. Bosch la toma <strong>de</strong> otro autor, a quien tampoco cita.<br />

Por eso el prologuista señala: “…ante las expresiones artísticas mi actitud suele ser la<br />

<strong>de</strong>l gozador receptivo dispuesto a ser arrastrado al orbe mágico que recrea la obra <strong>de</strong> arte;<br />

claro está, cuando la misma posea la virtud <strong>de</strong> suscitar ese milagro, siempre maravilloso,<br />

<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación entre el creador y el gozador.” (Ibíd.)<br />

Esta i<strong>de</strong>ntificación le permite a Curiel, al recomendar a Díaz Grullón la publicación <strong>de</strong>l<br />

libro para “enriquecimiento <strong>de</strong> nuestra mo<strong>de</strong>rna literatura” (pp.5-6), rechazar en cualquier<br />

obra artística (cuadro, poema, sinfonía, pieza <strong>de</strong> teatro), “el hermetismo, la incomunicación”<br />

porque “constituyen pecados mortales”. (p.6)<br />

Para Curiel, con la publicación <strong>de</strong> Crónicas <strong>de</strong> Altocerro “surge en nuestro ámbito literario<br />

un auténtico cuentista dominicano.” (Ibíd.)<br />

Luego sigue a esta afirmación un largo exordio acerca <strong>de</strong>l cuento latinoamericano con<br />

el “re<strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong>l hombre americano que vive en medio <strong>de</strong> la agresividad <strong>de</strong> su<br />

‘hábitat’, arrastrado por la vorágine <strong>de</strong> fuerzas sociales que le prestan estatura heroica a su<br />

doliente humanidad”. (pp.6-7)<br />

En este contexto se inscribe el cuento dominicano, el cual entra <strong>de</strong> lleno, con Bosch a la<br />

cabeza, en esa corriente hispanoamericana con su libro Camino real (1933), el cual constituyó<br />

“una revelación” que <strong>de</strong>slumbró a Curiel y a los jóvenes que aspiraban, en aquella época,<br />

a ser escritores.<br />

Pero habían transcurrido 33 años entre la aparición <strong>de</strong> Camino real y Crónicas <strong>de</strong> Altocerro,<br />

incluso menos tiempo si la referencia es 1958, año <strong>de</strong> publicación <strong>de</strong> Un día cualquiera, don<strong>de</strong><br />

la preocupación temática no es ya ese 70 por ciento <strong>de</strong> la población campesina dominicana,<br />

protagonista <strong>de</strong> los cuentos <strong>de</strong> Bosch, sino que ahora la preocupación <strong>de</strong> Díaz Grullón es esa<br />

pequeña burguesía <strong>de</strong> la ciudad, la cual vino, en parte, <strong>de</strong>l campo, acumuló o accedió a los<br />

puestos burocráticos disponibles en la Capital, los municipios y los distritos municipales a<br />

partir <strong>de</strong>l golpe <strong>de</strong> Estado <strong>de</strong> trujillo.<br />

Pero sea en el campo o sea en la ciudad, es el tema, en esa concepción estilística, lo que<br />

parece distinguir el valor literario <strong>de</strong>l cuento o <strong>de</strong> los otros “géneros literarios”.<br />

El prologuista, que no <strong>de</strong>sea ejercer <strong>de</strong> crítico, es sin embargo, muy agudo: “Con el paso<br />

<strong>de</strong> los años, la obra primeriza <strong>de</strong> Bosch […] se reduce, con sus altos méritos literarios, a un<br />

testimonio.” (p.8)<br />

Es el tema, y no otra consi<strong>de</strong>ración específica al valor literario, lo que distingue los cuentos<br />

<strong>de</strong> Bosch <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Díaz Grullón, según Curiel: “Los cuentos <strong>de</strong> Díaz Grullón respon<strong>de</strong>n<br />

a las inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una generación posterior. El campo, el agro y sus problemas, siguen<br />

siendo la clave <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino nacional. Pero en ese lapso se ha producido también entre nosotros<br />

–como en otros pueblos latinoamericanos– el fenómeno <strong>de</strong>l crecimiento extraordinario<br />

<strong>de</strong> los centros urbanos a expensas <strong>de</strong> la población rural.” (Ibíd.)<br />

Los personajes <strong>de</strong> la cuentística <strong>de</strong> Díaz Grullón son el recién llegado <strong>de</strong>l campo a la<br />

ciudad compuesto por “obreros en las incipientes industrias, los pequeños empleados <strong>de</strong>l<br />

tren burocrático –<strong>de</strong> primordial importancia en el equilibrio presupuestario <strong>de</strong> nuestros<br />

pueblos– los mo<strong>de</strong>stos <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> pulperías, artesanos, buhoneros, pregoneros <strong>de</strong><br />

billetes <strong>de</strong> la lotería nacional, et al.” (p.9)<br />

Dice Curiel que ese es “el nuevo tipo humano que sirve <strong>de</strong> material a los cuentos <strong>de</strong><br />

Díaz Grullón, tan auténticamente dominicano como el <strong>de</strong> extracción rural.” (Ibíd.) El juicio<br />

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