03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

¿no quieres algún otro?<br />

(Maruca se queda pensativa un rato, como repasando todo su árbol genealógico. Al fin<br />

se da una palmada en la frente y exclama:)<br />

—¡Ya! ¿Dón<strong>de</strong> tendría yo la cabeza? Falta uno; pero no vayas a alarmarte: una bicoca,<br />

el empleo más humil<strong>de</strong>.<br />

—¿Cuál?<br />

—La portería <strong>de</strong>l Ministerio.<br />

(El marido asombrado:)<br />

—¿Cómo? ¿Para un pariente la portería?…<br />

—no, no es pariente, que la familia es corta; pero es <strong>de</strong> la casa. Es nerón. El pobre nerón<br />

a quien olvidábamos.<br />

—¿Qué nerón?<br />

—Hombre, nuestro mastín. Tan fiel, tan ladrador, tan bueno…<br />

—¿Maruca… un perro?<br />

—Sí, Fausto. Y no te creas, hay antece<strong>de</strong>ntes clásicos. un emperador romano nombró<br />

cónsul a su caballo… Y habrías tú <strong>de</strong> ser menos?<br />

—Es verdad, Maruca. El nepotismo compren<strong>de</strong> a todos los seres vivientes que duermen<br />

bajo nuestro techo.<br />

Hacerla a tiempo<br />

EMILIo RoDRíGuEZ DEMoRIZI | CuEntoS DE PoLítICa CRIoLLa<br />

algunos años ha volvía yo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stierro, con hambre <strong>de</strong> ver gentes y cosas <strong>de</strong> Puerto<br />

Plata. Era tal mi ansia a ese respecto, que lo primero que encontré al salir <strong>de</strong>l muelle fue<br />

un buey uncido a una carreta, y a no haber sido por la mala cara que me puso ese paisano<br />

cornúpeto, le doy un abrazo.<br />

En la calle <strong>de</strong>l Comercio encontré a toribio, vestido <strong>de</strong> policía. Yo lo había <strong>de</strong>jado, doce<br />

años antes, ocupando buena posición social y económica. Había sido contrario mío: pero<br />

<strong>de</strong>bo hacerle la justicia <strong>de</strong> confesar que era persona completamente <strong>de</strong>cente y acreditada.<br />

El asombro se me pintó en la cara <strong>de</strong> tal manera, al verlo en aquella facha, que él me dijo:<br />

—Lo extrañas, ¿no es verdad? Pues ha sido por no haberla hecho a tiempo.<br />

—¡Cómo!<br />

—Pues, si no te avergüenza andar conmigo, vamos a un banco <strong>de</strong> la plaza, que la cosa<br />

es para contarse con <strong>de</strong>talles. Quizás te aproveche.<br />

Cuando llegamos y tomamos asiento, toribio comenzó así:<br />

—Yo tenía buena posición, y era bueno. tú lo sabes. Pocos meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tu expulsión<br />

hubo un cambio en la política <strong>de</strong>l Distrito. Quitaron al Gobernador, que era muy amigo mío,<br />

y nombraron otro. Ese otro era un caballero, un hombre <strong>de</strong> valor y correcto que cumplía<br />

lo mejor que le era posible sus obligaciones. Pero, yo era amigo <strong>de</strong>l anterior y creí que era<br />

<strong>de</strong>ber mío serle fiel como un perro. No hice caso <strong>de</strong> la pobre Jacinta, mi mujer, que me <strong>de</strong>cía<br />

siempre: “toribio el que no hace oportunamente una pequeña vagabun<strong>de</strong>ría, tiene que hacer<br />

treinta gran<strong>de</strong>s al día siguiente”.<br />

La primera vez que encontré al nuevo Gobernador en la calle, le vi intenciones <strong>de</strong><br />

saludarme, y como yo me había jurado no quitarme el sombrero para él, finjí que miraba<br />

con mucho interés hacia el interior <strong>de</strong>l almacén <strong>de</strong> Ginebra, mientras pasaba la primera<br />

autoridad por la otra acera.<br />

405

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!