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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n II | CUENTOS<br />

indica el rumbo. Pero… En 30 Parábolas y 12 cuentos lanza un libro que sobresalta como una<br />

casa <strong>de</strong> orates. Lunáticos numerosos, en riesgoso pretil bailan un carabiné y son capaces <strong>de</strong><br />

contagiar al lector que los analice. El autor no es un alcohólico, como Edgar Poe: es abstemio;<br />

pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que en uno <strong>de</strong> sus poemas se vio <strong>de</strong> cuerpo presente, asistiendo a sus propios<br />

funerales y oyendo lo que opinaban <strong>de</strong>l difunto, asomó en él un bromista macabro. ¿Cuenta<br />

para asustar, por divertirse, o procura encontrarle al cuento fases nuevas? Cuenta. Penetra en<br />

la subconciencia y hurga hasta encontrar el asunto extravagante, revuelto, que le perturba,<br />

crece, le obse<strong>de</strong> impulsado por “i<strong>de</strong>a-fuerza” que <strong>de</strong> repente salta <strong>de</strong>l cráneo, se corporiza<br />

y se le escapa huyendo. El autor medita sobre el fenómeno y luego se va <strong>de</strong>trás apuntando<br />

silenciosas interrogaciones. En la calle, en el restaurante cercano o en la plazoleta, lo alcanza<br />

a ver y reconoce que es verdad que “aquello” ha adquirido vida in<strong>de</strong>pendiente. Se llama<br />

Odorico… Lo encuentra hablando con otro ser que, igualmente, le había salido a Cabral <strong>de</strong><br />

un <strong>de</strong>sdoblamiento <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as. El instinto y la razón dialogan y dicen razones tan extrañas<br />

que el padre <strong>de</strong> las criaturas, intrigado, interviene en la conversación. Ellos se lo permiten.<br />

Entre los cuentos <strong>de</strong> Cabral que mejor caracterizan esa fisonomía figura Odorico, aunque<br />

Yepe y otras diferentes representaciones <strong>de</strong> la locura le superen por la forma literaria.<br />

Pero su hallazgo extraordinario es El Centavo, cuento-parábola constreñido en sólo una<br />

página y escrito con sobriedad, sequedad y sencillez dignas <strong>de</strong> un sabio. No conozco en<br />

castellano, a excepción <strong>de</strong> El Pata <strong>de</strong> Palo, <strong>de</strong> José Espronceda, otro que le iguale en interés<br />

y extravagancia.<br />

Con menos <strong>de</strong> lo que a <strong>de</strong>l Cabral está aleteándole en el cerebro le bastó a Maupassant<br />

para enloquecer y a Horacio Quiroga para acudir al suicidio; pero los poetas guardan en<br />

la convicción <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za propia talismán preservativo. Almas, seres y cosas llenan el<br />

mundo con el fin único <strong>de</strong> servirle <strong>de</strong> escenario, espectáculo y divertimiento. Y siendo <strong>de</strong>l<br />

Cabral un gran poeta, no se columbra ni el más lejano peligro <strong>de</strong> que se pierda.<br />

Y ahora, últimos en el tiempo, irrumpen los abundantes <strong>de</strong> promesas: los nuevos. Descuellan<br />

varios y entre ellos Ramón Lacay Polanco alzando el brazo y enseñando su enamorada<br />

Bruja, alabada en el país y reproducida con elogios en una revista extranjera. Reclaman el<br />

sitial que les correspon<strong>de</strong>: el primero…<br />

En un grupo <strong>de</strong> escritores mozos, como entre estudiantes <strong>de</strong> término, hasta en el <strong>de</strong> apariencia<br />

inofensiva se disimula un iconoclasta. Impetuosos y ávidos <strong>de</strong> sustituciones, avanzan<br />

con su carga <strong>de</strong> promesas que se cumplirán si trabajan más los motivos y no se engríen con<br />

los parabienes, que <strong>de</strong>svirtúan. Mañana llegará, para ellos también, el convencimiento <strong>de</strong><br />

que aspirar a sustituir y ser el primero contrae el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> estudiar y crear.<br />

¡El primero!… que entre intelectuales nadie se satisface en Santo Domingo sin ser<br />

el primero, empinándose arriba. ¿Los <strong>de</strong>más?… Ganíme<strong>de</strong>s sirviéndole a Zeus “el divinal<br />

licor” en copa <strong>de</strong> bronce. Señales hay, no obstante, anunciando el día en que los<br />

escritores dominicanos apren<strong>de</strong>rán a entusiasmarse con la obra ajena, experimentando<br />

el placer elevadísimo <strong>de</strong> sentirse compañeros, sentimiento que es suma <strong>de</strong> fuerza y<br />

valores para la patria.<br />

¿Qué autor extranjero ejerció influjo en nuestros cuentistas?<br />

Flor <strong>de</strong> entelequia es la originalidad absoluta, que ningún pueblo ha conseguido: porque<br />

en el comercio espiritual las creaciones artísticas trascien<strong>de</strong>n y repercuten por remotas<br />

que parezcan y en similares circunstancias suelen dar parecidos frutos. Pue<strong>de</strong> afirmarse<br />

sin jactancia que el cuento criollo fue ascendiendo hasta encontrar madurez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que<br />

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