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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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Sanz Lajara es un escritor original, <strong>de</strong> la estirpe <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> América, porque contempla<br />

la vida con afán analítico. La <strong>de</strong>snuda, la <strong>de</strong>smonta y la reconstruye con su propia<br />

personalidad revelada <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro hacia afuera; pero no <strong>de</strong>sarma nunca la estructura interna<br />

<strong>de</strong> la realidad para narrar los hechos. Tampoco cae en el boceto costumbrista, porque en<br />

sus narraciones hay emoción. Por eso sus cuentos son cauce <strong>de</strong> una expresión netamente<br />

americana.<br />

Todos los personajes <strong>de</strong> los cuentos <strong>de</strong> El Candado y <strong>de</strong> sus libros anteriores –Cotopaxi<br />

y Aconcagua– son reales, vivos, arrancados <strong>de</strong> la <strong>de</strong>snuda y aleccionadora realidad <strong>de</strong> cada<br />

día y el autor no los aparta, al darles vida literaria, <strong>de</strong> esa realidad, <strong>de</strong> su realidad. Son seres<br />

que no se miran vivir, sino que viven. Sus miradas se vuelven hacia a<strong>de</strong>ntro para verse tal<br />

como son, para mostrarse, en la plenitud <strong>de</strong> su vigencia humana, tal como son.<br />

En ninguno <strong>de</strong> los humil<strong>de</strong>s personajes que nos presenta Sanz Lajara, tan llenos <strong>de</strong> vida,<br />

tan sublimes en el dolor, tan esperanzados, hay el más mínimo atisbo <strong>de</strong> falsedad. Son reales<br />

–algunas veces cruelmente reales– y, sin embargo, <strong>de</strong>stilan poesía. La misma poesía con<br />

que el autor va creando el ambiente que les circunda. Así son María <strong>de</strong> La casa gran<strong>de</strong>, tan<br />

serena en el amor; Paulo, el <strong>de</strong> la vida bien vivida, <strong>de</strong> El sueño; Isaías y Ángela, los negros<br />

felices <strong>de</strong> El milagro; el indio Osvaldo, sumergido en el recuerdo <strong>de</strong> Shirma… Así son todos<br />

los hombres y mujeres a cuya vida nos acerca.<br />

Es que Sanz Lajara nos presenta al hombre como parte articulada <strong>de</strong> la naturaleza, en<br />

su esencia humana y vinculado al medio para que su espíritu trascienda y se manifieste<br />

ampliamente. Así es como surge el fondo <strong>de</strong> poesía que hay en sus cuentos y, sobre todo,<br />

su calidad pictórica, alucinante y emotiva. Y así es como consigue que sus <strong>de</strong>scripciones<br />

posean una emocionante y sugestiva plasticidad.<br />

Pero, a pesar <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sugestión, no es la existencia <strong>de</strong> los personajes –lo real<br />

<strong>de</strong> esa existencia– lo que más nos impresiona en los cuentos <strong>de</strong> Sanz Lajara, sino su vida<br />

espiritual, con todo lo que hay en ella <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> presentimiento, <strong>de</strong> sugestión <strong>de</strong><br />

otras vidas. Se trata <strong>de</strong> un trasunto <strong>de</strong> lo individual a lo universal y humano al través <strong>de</strong>l<br />

cual trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir el sentido superior <strong>de</strong>l hombre como paso seguro hacia la fijación<br />

<strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino.<br />

La nacionalidad no es una obligación impuesta al escritor, sino una necesidad intrínseca<br />

<strong>de</strong> su obra y, por consiguiente, un atributo <strong>de</strong> ésta: la fuerza y la vivencia <strong>de</strong>l origen. Por eso,<br />

a pesar <strong>de</strong>l ámbito americano <strong>de</strong> los cuentos <strong>de</strong> Sanz Lajara, la presencia <strong>de</strong>l dominicano<br />

está latente en todos ellos. Y es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este espíritu, precisamente, que ve lo americano con<br />

claridad y simpatía, con amor y, sobre todo, con esperanza.<br />

Su estilo es claro porque ve las cosas con claridad y las dice <strong>de</strong> manera convincente.<br />

Prosa clara, diáfana, dinámica en la que las palabras, imbuidas <strong>de</strong> aliento poético y <strong>de</strong><br />

humano temblor, nos dan una i<strong>de</strong>a exacta <strong>de</strong> su valor: la más a<strong>de</strong>cuada a las i<strong>de</strong>as y a los<br />

sentimientos que expresan. Esta claridad es parte muy importante <strong>de</strong> la originalidad que<br />

se manifiesta en El Candado.<br />

Ahora que la pasión creadora <strong>de</strong> América se ha concentrado, para dar en el cuento lo más<br />

peculiar y lo más auténtico <strong>de</strong> sí misma, J. M. Sanz Lajara ha <strong>de</strong> ser tenido por uno <strong>de</strong> los<br />

escritores más representativos <strong>de</strong> nuestro Continente, porque esta pasión creadora –reveladora–<br />

está viva en él, con toda su influencia trascen<strong>de</strong>nte.<br />

Manuel Vall<strong>de</strong>peres<br />

Ciudad Trujillo, mayo <strong>de</strong> 1959.<br />

J. M. SANZ LAJARA | EL CANDADO<br />

195

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